Que la cocina española goza de buen renombre no es ninguna novedad. Tampoco lo es que la gastronomía nacional es un reclamo para miles de turistas deseosos de hincar el diente a exquisitos platos. La sorpresa viene cuando algunas de estas recetas despiertan reparo e incluso aversión, algo que, inevitablemente, va unido a la falta de costumbre y a la novedad. A continuación, algunos de los platos que más objeciones suscitan entre los foráneos.

Criadillas

El nombre no suena mal, o desde luego suena mejor que 'testículos', que es el ingrediente estrella de este plato. Se utilizan las partes nobles del ternero y del cordero, aunque las criadillas más comunes se elaboran con las de cerdo y toro, fritas, guisadas o empanadas.

En la antigüedad ya se consumían y a lo largo de la historia se han utilizado para combatir la impotencia, aunque a día de hoy se sabe que no son efectivas.

Caracoles

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A muchas personas les gusta que llueva porque así pueden salir a buscar caracoles y prepararse un buen manjar. Sin embargo, esta costumbre que fue importada de Francia e Italia, echa para atrás a muchos comensales que ven a estos moluscos como bichos babosos.

Para cocinar caracoles deben purgarse y limpiarse muy bien. Su acompañamiento, el tipo de salsa que los baña, pone el broche de oro a este plato.

Callos

Los platos que contienen elementos de casquería suelen ser muy habituales en la cocina española. Los callos son las tripas y las partes comestibles del estómago del animal, en especial del cerdo y la vaca. El plato se guisa con verduras y especias logrando una comida muy sabrosa y de textura gelatinosa. Sin embargo, a muchos turistas les echa para atrás su aspecto y su tejido. Los callos a la madrileña poseen gran tradición desde hace ya años, pero también es un producto muy valorado en la cocina leonesa y en la gallega.

Manitas de cerdo

Esta parte del cerdo, que es un auténtico manjar y muy barata, puede parecer complicada de preparar, pero lo cierto es que es muy sabrosa. Eso sí, deben chamuscarse bien los pelillos para que la carne quede lisa y no genere rechazo. Suelen guisarse en salsa por lo que constituye un plato ideal para los días fríos de invierno.

Lengua de vaca

El consumo humano de lengua de vaca se remonta a los días del Paleolítico. A día de hoy, podemos encontrarla en guiso, estofada, en salsa... Aunque a muchos les disgusta su aspecto y no podrían darle un bocado, lo cierto es que la lengua de ternera se come en muchas regiones españoles y tiene una textura muy jugosa gracias a su alto contenido en grasa.

Cresta de gallo

Su pavoroso aspecto es inversamente proporcional a su sabroso sabor. Las crestas de gallo son 'bocatto di cardinale' para muchos paladares que aprecian su textura gelatinosa y carnosa. Este plato, que también se come en China o Francia, es muy típico de Castilla y León. Además, en los últimos años muchos prestigiosos chefs han utilizado esta parte del gallo en sus creaciones por lo que conseguirlas en las carnicerías es algo sencillo.

Sangre

La sangre forma parte de muchísimos platos en España. La morcilla, sangre de cerdo con arroz embutido y especias, es un plato tan rico para algunos como espantoso para otros. Se sirve frita, dentro de un potaje de legumbres o en platos modernos de alta cocina.

Otro plato típico español que utiliza este elemento como ingrediente principal es la sangre encebollada: se utiliza sangre ya cuajada de ave con llevan cebolla, tomillo y romero o laurel, tomate casero, pimienta negra y pimentón.