La comunidad portuaria viguesa ha perdido a un miembro clave en su historia contemporánea: Manuel Humberto Mazoy Fernández. El jefe del Puesto de Inspección Fronterizo (PIF) falleció en la mañana del 31 de diciembre a causa de una grave enfermedad cuando le quedaban menos de un año para jubilarse.

Cuando la plantilla del PIF recibió este agosto "un auténtico palo" al enterarse de los detalles de la enfermedad diagnosticada a su jefe -un cáncer de páncreas muy extendido- comenzaron a temerse que tal vez no llegase a disfrutar de su merecido retiro junto a su esposa. Con 65 años ya cumplidos, el funcionario del Ministerio de Sanidad, Manuel Mazoy entró a trabajar en el puesto fronterizo de Guixar como inspector aunque rápidamente fue escalando en la jerarquía hasta alcanzar una jefatura que ejercía desde hace más de veinte años.

Por el controvertido funcionamiento del PIF vigués al que de forma generalizada los operadores culpaban de la fuga de mercancías a Leixões (Portugal), en los últimos años Mazoy adquirió un protagonismo involuntario. Aun avalando el buen hacer del amplio elenco de funcionarios que trabajan en las instalaciones de Guixar, incluso los que alguna vez sufrieron problemas para desembarcar sus contenedores en Vigo aseguran que el jefe del PIF siempre estaba dispuesto a buscar soluciones y, sin salirse de la normativa, ofrecer la mejor alternativa, la más favorable para el puerto de Vigo. Y lo demostró en esta última etapa colaborando estrechamente con la cúpula de la Autoridad Portuaria para definir un protocolo de actuación que sin relajar el control sobre las condiciones sanitarias de los cargamentos, aumentase la eficiencia en el proceso importador.

Padre de dos hijos muy jóvenes -él todavía en el instituto; ella empezó la Universidad en septiembre-, Mazoy será enterrado hoy viernes en su Lugo natal. El féretro con su cuerpo fue trasladado ayer a la sala 7 del Tanatorio Fernández de la capital lucense.