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Los efectos del ser humano en el medio natural

Las especies que amenazan la biodiversidad olívica

Algunas de estas especies FDV

Biólogos citan más de una veintena de ejemplares exóticos presentes en el municipio o en las aguas que la bañan y alertan de sus consecuencias

A lo largo de la historia, los seres humanos han modificado su relación con el entorno en función de su evolución como especie, provocando grandes cambios en el uso del territorio desde la etapa de cazadores-recolectores hasta la actualidad. En las últimas décadas, estas modificaciones se han incrementado en cantidad e intensidad, lo que ha dado lugar a la actual situación de degradación ambiental en la que las especies exóticas invasoras juegan un papel importante en la pérdida de biodiversidad: son la segunda causa que cobra más peso a nivel global en esta problemática. El primer lugar lo ocupa la destrucción del hábitat.

“Esta circunstancia, más allá de afectarle a la naturaleza, tiene importantes consecuencias para la economía, la salud y el turismo. La divulgación y el conocimiento de esta amenaza ambiental es fundamental para diseñar actuaciones encaminadas a la prevención y eliminación de estas especies”, explica el biólogo Ramsés Pérez, que incluye en el grupo de especies exóticas invasoras a “aquellas plantas, animales u otros organismos, como hongos, que son introducidos en un ecosistema o hábitat al que son ajenos, sea de forma intencionada o accidental, representando una amenaza para las especies autóctonas debido a su comportamiento invasor”.

  • “Una causa es la elevada presión del ser humano sobre las zonas litorales”

    Ramsés Pérez - Biólogo

En Vigo, es “evidente” la presencia de especies invasoras terrestres y marinas. Pérez cita las del primer tipo. “Por muchos lugares, se extiende la hierba de la pampa (Cortaderia selloana) y apenas hay zona de la costa que no tenga la hierba del cuchillo (Carpobrotus sp) o la margarita africana (Arctoteca calendula). Cualquiera que dé un paseo por Castrelos o Coia puede ver y escuchar a la ruidosa cotorra argentina (Myiopsitta monachus), que, usada como mascota, se extendió tras ser liberada o debido a escapes, llegando a colonizar muchas ciudades de España. Tampoco pasa desapercibido que, en la ciudad olívica, ya no queda una palmera viva después de sufrir la invasión del picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus)”, especifica este biólogo.

Su presencia también afecta a la economía, la salud y el turismo de la urbe

En la lista de las especies más peligrosas, también introduce a la acacia negra (Acacia Melanoxylon), la caña (Arundo Donax) o el eucalipto (Eucalyptus Globulus). “Aunque no es un árbol incluido en el Catálogo Nacional de especies exóticas invasoras, muestra un manifiesto comportamiento invasor. Produce efectos nocivos en el medio natural en los lugares donde se cultiva y naturaliza debido a la dificultad de descomposición de sus hojas, a la alteración que producen sobre las propiedades químicas del suelo o a la pérdida de biodiversidad asociada. Además, los eucaliptales presentan un elevado riesgo de incendio”, expone.

De izquierda a derecha: sapo lusitano, cotorra argentina y hierba de la pampa.

El visón americano (Neovison Vison), originario de Canadá y Estados Unidos, es otra de las especies que nombra Ramsés Pérez. “Se trata de un carnívoro semiacuático de pequeño tamaño, de unos 40-60 centímetros sin contar la cola. Se introdujo en la naturaleza por sueltas o huidas de granjas peleteras desde los años 50 y tiene gran capacidad de adaptación al medio. Desplaza a otras especies como el turón o el armiño y puede depredar sobre la rata de agua. Está ampliamente distribuido por el territorio a través de los ríos y la costa, incluso puede llegar nadando hasta las islas Cíes”, anota.

Pérez aclara que, en nuestro territorio, existen “numerosas especies de animales y plantas que son foráneas, pero no muestran un comportamiento invasor”. Son las denominadas especies alóctonas –en contraposición a la palabra autóctona, las propias del lugar–. “Solo hay que pensar en muchas de las hortalizas que cultivamos y consumimos y que vinieron de otras regiones del planeta y, al no darles cuidados, mueren. Son alóctonas, pero no invasoras”, apostilla, a la vez que insiste en que, desde el punto de vista ambiental, las bioinvasiones “causan alteraciones en los ecosistemas y los modifican, creando una homogeneidad que nada tiene que ver con la diversidad original”. “Estas alteraciones pueden ser causadas por competencia directa con otras especies, depredación, transmisión de enfermedades, hibridación, alteración del hábitat, etcétera”, dice.

De izquierda a derecha: lapa zapatilla, hierba del cuchillo y quitón.

Ramsés Pérez explica que la “elevada presión humana sobre las zonas litorales”, resultado del desarrollo turístico de sol y playa de los últimos 40 años, es una de las principales causas de la introducción de especies exóticas en sistemas dunares activos. “La construcción de urbanizaciones e infraestructuras de uso público y el elevado flujo de personas, sobre todo, en los meses de verano asegura la continua entrada de propágulos de especies exóticas y la existencia de áreas destruidas por la huella humana, con cambios en la estructura del suelo y enriquecimiento de nutrientes, donde estas especies pueden instalarse y expandirse. Consecuencia también de la presión turística es la proliferación de jardines construidos sobre los sistemas dunares o en áreas que están cerca, con objetivos estéticos”, argumenta.

La radiografía marina

El biólogo Rafael Bañón concreta que, en Galicia, hay catalogadas unas 6.300 especies marinas, pero no hay un inventario de cuántas de ellas no son nativas. La información sobre las especies marinas no nativas que habitan la ría de Vigo se extrae de diferentes estudios y publicaciones científicas donde se registran estas especies: “La mayoría son originarias del suroeste asiático, si bien las hay que provienen de otras zonas, como América del Sur. En muchas ocasiones, la vía de introducción no es directa, provienen de zonas más cercanas, como el Mediterráneo, donde estas especies se introdujeron antes que en las costas Atlánticas”.

  • “Muchas provienen de suroeste asiático, del Mediteráno o de América del Sur”

    Rafael Bañón - Biólogo

Bañón menciona especies exóticas de algas, como el alga japonesa (Sargassum muticum), ampliamente extendida por toda la ría, y el wakame o abeto marino (Undara pinnatifida), especie comestible.

“El grupo de los moluscos gasterópodos está muy bien representado con especies como la lapa zapatilla (Crepidula fornicata) y la Crepipatella dilatata, que viven adheridas a piedras u otros organismos, generalmente, bivalvos, y que pueden afectar negativamente al crecimiento de las especies nativas sobre las que viven. El busano Hexaplex trunculus es otro molusco gasterópodo originario del Mediterráneo que podemos encontrar en la zona de Moaña y se alimenta de moluscos bivalvos”, asevera.

Bañón también señala el Cyclope neritea, “un gasterópodo carroñero de pequeño tamaño muy abundante en los fondos blandos de toda la ría”, y el quitón (Chaetopleura angulata), “originario de América del sur e introducido ya a finales del siglo XIX, adherido, probablemente, al casco de barcos españoles y portugueses debido al intenso comercio con esta zona. “Es una especie habitual en la ría viguesa”, añade.

De izquierda a derecha: visón americano, eucalipto y "Crepipatella dilatata"

Entre los moluscos bivalvos, menciona el mejillón pequeño marrón (Limnoperna securis), especie nativa de Australia y Nueva Zelanda, presente en las aguas salobres del fondo de la ría, en la zona de Arcade, fijo a rocas, piedras u otros objetos, y asegura que, al menos, dos especies de ascidias no nativas, Corella eumyota y Styela clava, están presentes en las costas de la ría viguesa y son frecuentes tanto en los puertos deportivos como en las cuerdas de las bateas.

“En Galicia, contamos con una sola especie exótica de peces, la corvinata real (Cynoscion regalis), originaria del Atlántico norteamericano, introducida en España a través del golfo de Cádiz, con presencia en la ría de Vigo desde el año 2016”, anota antes de subrayar que, de las especies exóticas mencionadas anteriormente que están presentes en las aguas viguesas, solo las algas Undara pinnatifida y Sargassum muticum, el gasterópodo Crepidula fornicata y el bivalvo Limnoperna securis aparecen recogidos en las páginas del Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras.

Los expertos creen necesario divulgar esta amenaza para ponerle solución

Otras especies no nativas de peces son consideradas inmigrantes según la definición dada anteriormente. “Son especies tropicales que provienen de zonas más al sur y que se están desplazando hacia el norte y colonizando nuevas áreas por efecto del cambio climático y el aumento de la temperatura de los océanos. En la ría de Vigo, han aparecido varias de estas especies, como el medregal negro (Seriola rivoliana), con varias capturas en toda la ría, el falso abade (Epinephelus costae), el sapo lusitano (Halobatrachus didactylus) y los peces globo Lagocephalus laevigatus y Ephippion guttifer, todos ellos, capturados en las inmediaciones de las Cíes y en la playa de Barra”, expone. 

Desde la izquierda: acacia negra, "Styela clava" y medregal negro

Las consecuencias

Ramsés Pérez afirma que, en los últimos 20 años, las especies exóticas invasoras les costaron a los países de la Unión Europea unos 12.000 millones de euros anuales. “Esta cifra no parará de crecer teniendo en cuenta las sinergias con otras problemáticas, como el cambio climático. Muchas de las especies introducidas afectan al paisaje y al rendimiento del sector agrícola, forestal y pesquero. En el ser humano, incluso pueden incidir en alergias o actuar como vectores en la propagación de enfermedades”, anota este biólogo.

Otra de las especies exóticas invasoras que se registran en Vigo es el cangrejo rojo americano. Un estudio del Concello localizó ejemplares de este crustáceo en el Monte dos Pozos, en Valladares, y el embalse de Zamáns. También conocido como Procambarus clarkii, esta especie, oriunda del Noroeste de México y la zona central y sur de Estados Unidos, llegó a España en el año 1974, cuando se introdujo en las Marismas del Guadalquivir con fines comerciales.

“Es clave trabajar en la prevención y concienciación ambiental”

Desde ADEGA (Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galicia), consideran clave trabajar en la prevención y divulgar los problemas medioambientales que generan las especies exóticas invasoras para impedir su propagación. Para ello, creen que una tarea fundamental es la creación de espacios de participación desde el ámbito del voluntariado.

“Que la sociedad valore el impacto que producen las especies exóticas invasoras en el medio natural es un aspecto muy importante para el control de su propagación. Las actividades de divulgación y de voluntariado ambiental para inventariar, controlar o eliminar estas especies son una herramienta muy útil para dar a conocer esta problemática y conforman una manera eficaz de actuar. También lo es el conocimiento del problema por parte de la ciudadanía para, así, poder dar aviso de invasiones incipientes”, comentan desde la asociación.

Y es que, como subrayan, “una vez que una especie invasora llega a un territorio, es muy complicado erradicarla, y, en muchos casos, imposible”. “Por este motivo, lo mejor que se puede hacer es trabajar en la prevención de nuevas entradas divulgando la problemática y las especies invasoras potenciales. En el caso de detectarse una nueva entrada, se debe eliminar del medio lo antes posible, evitando que se implante y extienda a otras áreas. En el supuesto de que las especies ya estén implantadas, se debe pensar en un trabajo a largo plazo o de contención, y es prioritario evitar que lleguen a espacios naturales de alto valor ecológico”, aconsejan.

La situación

  • Un peso importante en la biodiversidad

    Las especies exóticas invasoras tienen un papel importante en la pérdida de biodiversidad: son la segunda causa que cobra más peso a nivel global.

  • Especies invasoras terrestres y marinas

    En la ciudad olívica, es evidente la presencia de especies invasoras terrestres y marinas; algunas se pueden observar dando un paseo por la zona de Coia o Castrelos.

  • Las tres fases de una bioinvasión

    En la primera, la especie es transportada, de forma intencionada o no, a una zona en la que no es nativa. En la segunda, se produce la aclimatación. En la tercera, llega la propagación y colonización de nuevas zonas.

  • La contribución del ser humano

    La presión humana sobre zonas litorales, resultado del desarrollo turístico de sol y playa de los últimos años, es una de las causas de la entrada de especies exóticas.

  • En torno a 6.300 especies marinas

    En Galicia, hay catalogadas unas 6.300 especies marinas, pero no hay un inventario de cuántas de ellas no son nativas. Esa información se extrae de investigaciones.

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