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La restauradora viguesa que resucita a los clásicos de papel

Rosa Alonso, en su taller de la calle Fernando Lago Olano, con uno de los libros que está restaurando. Marta G. Brea

Sigue habiendo coleccionistas de libros, amantes del papel que están teniendo un grave problema a la hora de recurrir a profesionales que reencuadernen o restauren viejas obras o documentos. La falta de restauradores está convirtiendo esta búsqueda en una auténtica odisea para esos coleccionistas, pero lo cierto es que en Vigo hay un reducto, se podría decir que prácticamente el único, que recupera libros de otros siglos.

Se trata de Vigoarte, una empresa familiar nacida en 1948 y que ha cambiado varias veces de nombre a lo largo de los años. Al frente está ahora Rosa Alonso, que a la contra de lo que muchos trabajadores están sufriendo a causa del COVID, reconoce que está teniendo “más trabajo que nunca”. Porque lo cierto es que sigue habiendo coleccionistas, y por tanto negocio en este sector.

“El perfil de clientes no obstante ha cambiado. Ahora vienen sobre todo arqueólogos, pero también políticos que quieren recuperar piezas antiguas”, asegura Rosa. La confidencialidad se mantiene, pero es sabido que uno de los hijos del histórico escritor gallego Álvaro Cunqueiro ha encargado la restauración de varias obras a Rosa, que ante el volumen de trabajo ha tenido que contratar a Lourdes Martínez, una ayudante, y también le echa una mano su hijo con la digitalización de la contabilidad de la empresa ya que ella no es muy ducha en el manejo de ordenadores.

Entre las obras antiguas que más han recuperado se encuentran desde libros de contabilidad hasta trabajos personalizados, como por ejemplo el de la recuperación de páginas de ejemplares de FARO de hace varias décadas. También son varios los trabajos que han realizado en diversos libros y documentos de la Asociación Hermética, como restaurar con éxito un valioso ejemplar de 1861 sobre la Revista del Reino de Galicia

A sus 65 años, descarta por completo jubilarse porque “me encanta lo que hago”. ¿Y cómo es el proceso de restauración de un libro que llega a manos de Rosa en un estado muy precario?. “Lo primero es descoserlo, limpiar todas las hojas si es necesario, encuadernarlo y restaurar todas las tapas originales”, explica esta viguesa. Se trata de un trabajo de horas, y por tanto costoso, y eso es algo que no entienden muchos particulares y empresas que piden presupuestos a Rosa y les parecen muy caros. “Hay algunos clientes que quieren contratarnos pero que les ofrezcamos nuestros servicios a precios muy reducidos, inasumibles para nosotras. No valoran nuestro trabajo y todo el tiempo que dedicamos”, asegura Rosa Alonso.

La empresa la fundó su suegro hace más de setenta años como una compañía de encuadernación que con el paso del tiempo fue creciendo hacia la restauración completa de libros. La encuadernación, no obstante, sigue siendo una importante fuente de los ingresos de Vigoarte, que regenta en solitario Rosa Alonso tras el fallecimiento de su marido. Su ayudante, Lourdes, ha estado toda la semana en Pontevedra para realizar trabajos de este tipo para uno de los notarios de la capital provincial. Porque precisamente los notarios son alguno de los profesionales que contratan los servicios de Vigoarte.

En la ciudad olívica siempre ha existido cultura de restauración de libros. Por eso ha habido a lo largo de la historia profesionales y empresas que se han dedicado a ello. Pero con el paso de estos profesionales se han ido jubilando o bien han fallecido, por lo que ahora ya solo quedan Rosa Alonso y Lourdes Martínez, que reciben a sus clientes en la calle Fernando Lago Olano, en la zona de La Doblada.

Una de las obras más antiguas recuperadas por Rosa. Marta G. Brea

Los libros, otra vez de moda

Es precisamente curiosos cómo la pandemia además ha vuelto a poner de moda los libros. Por un lado el confinamiento provocó que muchas personas aprovechasen para leer todas aquellas obras que habían dejado de lado durante tantos años por el frenesí de su vida diaria y por otro los coleccionistas rebuscaron en sus profundos fondos bibliográficos ejemplares que se dieron cuenta de que necesitaban una urgente restauración si querían salvarlos.

Y esa salida la encontraron en Rosa Alonso y Vigoarte, empresa que es la única que ofrece el servicio de restauración de libros antiguos en la ciudad. Aunque lo que hace en muchas ocasiones se parece a un milagro, convirtiendo libros que parecen desahuciados debido a su elevado grado de descomposición, Rosa Alonso reconoce que “hay cosas que no podemos hacer”. Se refiere, concretamente, a que hay obras que les llegan en un estado demasiado precario, las recuperan pero no pueden dejarlas como nuevas, como sucede con otras.

“Tengo que dar gracias por tener tanto trabajo en una época de crisis económica como la actual. Me considero una afortunada y además haciendo algo que me encanta”, asegura Rosa, que en su taller se encuentra rodeada por libros todo el día.

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