Los locales de hostelería vieron como, el año pasado, se anulaban todos los convites que tenían previsto. Entre ellos, las comuniones. Desde hace dos semanas, los restaurantes y los servicios de catering están volviendo a recibir las llamadas de las familias con la ilusión de poder celebrar de nuevo estos eventos. Reservan las fechas, pero sin cerrar el número de invitados.
José Domingo González, propietario del Catering Don Pepe y vicepresidente de la Federación Provincial de Empresarios de Hostelería de Pontevedra (Feprohos), explica que, desde hace dos semanas, han empezado a recibir “muchas solicitudes” para la celebración de comuniones, pero “todas están en stand by”. Las familias piden presupuesto y reservan la fecha, “pero casi nada es en firme”. Todo queda pendiente de la normativa sanitaria que sea de aplicación cuando se celebre por cuestiones, principalmente, del aforo. Una incertidumbre con la que les cuesta mucho lidiar. El año pasado perdieron más de un centenar de eventos. Otro de los problemas es que destaca es que al ser reuniones más reducidas y con necesidad de separación entre comensales, también resultan menos rentables.
Ya hay reservas para finales del próximo mes en los restaurantes y y, de junio a agosto, en sitios como el Don Pepe “solo quedan fechas sueltas”. La más pequeña que tienen parte de 40 comensales.
En cambio, en espacios como el Aero Club, solo tienen seis reservas frente a las más de diez que tenían otros años. Solo una les ha dado una orientación del número de invitados. Más de 25. Acaban de celebrar un bautizo con nueve personas divididos en tres mesas.
Esa es la fórmula con la que en el Restaurante Moisés creen que celebrarán la “alguna que otra” comunión que le están reservando. “Piden para 20, 30 o 40, pero de momento solo pueden en mesas de cuatro”. En este local también han tenido que renunciar a los hinchables con los que disfrutaban los niños en el exterior.
