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La autovía con Porriño hace caja: suma dos de los 50 radares que más sancionan en España

Pórtico con radares en la A-55, en una imagen de archivo. R. Grobas

Autovía peligrosa, sinuosa, por veces saturada... Y rentable. El balance que acaba de publicar la Dirección General de Tráfico (DGT) con los “radares fijos y de tramo que menos se respetan” muestra que la A-55 –la autovía que enlaza Vigo y Tui y que canaliza el intenso tráfico con Portugal, Ourense y el centro de la meseta– genera un generoso saldo de multas. El listado recoge las 50 cinemómetros que más denuncias registran en la red de carreteras del Estado. Y en él la A-55 aparece por partida doble: en el puesto 30º figura el sensor instalado a la altura del kilómetro 9, con un saldo de 14.023 denuncias a lo largo del año pasado; en el 32º, con un balance de 13.329 sanciones, repite de nuevo con el radar situado solo dos mil metros después, en el kilómetro 11. Entre ambos superan las 27.300 sanciones, lo que deja una media de alrededor de 75 por jornada.

En 2020 ambos sensores motivaron 27.300 denuncias: 75 al día

La A-55 no es el único vial de la provincia que se cuela en la lista. En el “Top 50” de los cinemómetros más activos de la red estatal se incluye también el enclavado en el kilómetro 282 de la A-52, la también conocida como Autovía das Rías Baixas, que enlaza Vigo con Ourense y sirve de pasarela de entrada y salida al tráfico con Madrid y el resto del centro de la meseta. Allí los técnicos de Tráfico contabilizaron el año pasado 11.100 denuncias. La nómina de radares gallegos más activos la completan el fijado en el kilómetro 3 de la AC-11, en A Coruña, con 19.326 sanciones; y el del punto 545 de la A-8, en la provincia de Lugo, que rozó las 14.300 multas.

Impacto en la provincia

La actividad de los cinemómetros de Pontevedra tienen un efecto curioso en las tablas de la DGT. Con un total de 152.545 sanciones, la convierten en la sexta provincia con más denuncias, solo por detrás de Madrid, Málaga, Murcia, Sevilla y Valencia. El dato es llamativo porque sitúa a Pontevedra en una posición alejada de la que, a priori, le correspondería por población. Si se analiza el censo de vecinos, el lugar que debería ocupar es el 16º.

La inmensa mayoría de las sanciones las motivan excesos de velocidad. De las 152.500 multas anotadas el año pasado en la provincia, 110.800 están relacionadas con conductores que se pasaron pisando el acelerador. En 59.600 casos los “cazaron” cabinas fijas; en los 51.200 restantes, móviles.

El caso de la A-55 es peculiar en el mapa tanto de la provincia como del conjunto de la red estatal. A causa de sus problemas de siniestralidad, puntos negros y trazado sinuoso, Tráfico ha reducido la marcha máxima en varios tramos a 80 e incluso 60 km/h, velocidad mínima a la que habitualmente se permite conducir en condiciones normales por autovías y autopistas. En un tramo de apenas 10 kilómetros concentra además media docena de cinemómetros estables.

Al igual que el propio volumen de tráfico, que se desplomó a causa del confinamiento, los cierres perimetrales, toques de queda y la extensión del teletrabajo, los datos de sanciones de 2020 están muy marcados por el COVID. En el “Top 50” de 2019, por ejemplo, no figuraba la A-55. Sí aparecía la N-550 y el radar dos Valos, con 16.051 multas.

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