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“Tocar es la manera de expresarme sin hablar”

Raquel Areal en los ensayos del Auditorio Martín Códax, donde tocará mañana. | // RICARDO GROBAS

Tan solo tenía 6 años cuando empezó a observar a su hermana, tres años mayor, cómo empezaba a manejarse con aquel instrumento tan extraño y magnético a la vez. El sonido paralizante del violín la atrapó y simular a su hermana empezó entonces a ser una afición que Raquel Areal no sabría que la llevaría a lo más alto de su disciplina en España. “Y eso que mis padres no se dedican a nada que tenga que ver con la música, aunque sí se escuchaban en mi casa canciones de clásica”, resalta.

Ahora, con 22, es el orgullo de sus vecinos de Tui. No es para menos. Tiene un palmarés que marea. Ha sido ganadora de concursos como el Lipinski & Wieniawski Violin International Competition y el Concurso Cidade de Vigo –dos veces– , ha obtenido el segundo premio en el Concurso Juventudes Musicales de España. Colaboró con la Joven Orquesta de la Sinfónica de Galicia, y formó parte de la Orquesta Sinfónica Freixenet y Camerata Viesgo. Ha sido dirigida por maestros como Dima Slobodeniouk, Jaime Martín, Plácido Domingo, András Schiff y Péter Eötvös. Ha actuado, entre otras salas, en Casa da Música (Oporto), Teatro Victoria Eugenia (San Sebastián), Palacio de la Ópera, auditorios de Galicia, del Museo Reina Sofía y Nacional de Música (Madrid), Teatro Real, Sala Koncertowa Orkiestry Zamosc (Polonia), Capilla St. John Francis Regis Chapel (Regis University of Denver- Colorado) e interpretado como solista bajo la batuta de Pedro Neves, Tadeusz Wicherek y Hansjörg Schellenberger, entre otros.

El secreto: ser una esponja

Y ahora es la nueva miembro de la Orquesta Nacional, después de un largo proceso de selección donde 80 candidatos se disputaban dos plazas. Una quedó desierta, y la otra fue para ella. “Entré en pánico (del bueno), estaba muy emocionada, feliz, quería abrazar a mis padres y no podía, pero es un momento único”, señala. El violín es algo más que un instrumento para la tudense. “Más que mi medio de vida, es la forma que tengo para expresarme sin hablar”.

Su último año en su instituto de Tui lo cursó a caballo entre su villa natal y Madrid, donde ingresó en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, desarrolló su carrera musical. “Tanto en Portugal como en el Reina Sofía aprendí mucho. Y yo fui una esponja. Fueron años duros pero bonitos donde me convertí en la músico que soy hoy”, asegura. Y aunque ya es una destacada violinista, Raquel, sigue siendo una chica de poco más de 20 años con aficiones propias de su edad, como ir de picnic con sus amigos o pasar tiempo con sus padres. Confiesa ser una apasionada de la naturaleza y los animales. “Me encanta pasar tiempo con los míos rodeada de verde”, subraya. Tiene muy claro el papel que los jóvenes están llamados a desarrollar en la sociedad y alude a la responsabilidad de darles ese espacio para llevarlo a cabo. “Hay que dar voz y oportunidades a los jóvenes. Están preparados. Sí, no tienen experiencia. Nadie la tuvo cuando empezaba en un nuevo trabajo. Que no nos machaquen tanto”, insiste.

Su sueño es llegar a poder tocar en la Orquesta Filarmónica de Berlín

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Para Raquel, Vigo es más que la ciudad de al lado. Es casa. “Conozco a mucha gente de allí, es donde gané mis primeros premios y tiene lugares que me recordarán siempre a mi crecimiento como persona y profesional. Ahora vuelvo a tocar con la Orquesta 430 de esta ciudad. En casa”, destaca. Su idea primigenia era irse a Alemania ya que, en su disciplina, ese país representa “el súmmum para cualquier violinista”. Pero la vida le dio un giro de 180 grados. La Orquesta Nacional la convertirá en profesional. Tendrá un horario fijo y conciertos todos los fines de semana. Pero antes podremos disfrutar de su talento mañana a las 12 horas en el Auditorio Martín Códax. A donde puede llegar Raquel, solo su talento y esfuerzo lo saben. “Si pudiera, soñando digo, me encantaría tocar en la Orquesta Filarmónica de Berlín. Uff, eso, un sueño”, dice en alto. Que seguro que conseguirá.

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