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Vigo se contagia de la fiebre de las ‘escape rooms’

La gente quiere algo más que cine y cocacolas para pasar la tarde del sábado. Los consumidores de 2021 demandan planes alternativos y originales. Quieren salirse de lo convencional, encontrar actividades diferentes. Y es por eso que decenas de miles de personas se han enganchado en España a las habitaciones de escape (‘escape rooms’). Retos en los que un grupo de personas se encierra en una pequeña estancia de la que solo podrán salir si resuelven en equipo una serie de pruebas y enigmas. Todo un fenómeno global que ha irrumpido con fuerza en el último lustro del que Vigo puede presumir de ser precursor y también referente. Porque fue en la ciudad olívica donde se engendró esta fiebre y desde donde se contagió al resto del país, en el que ya hay casi 2.000 salas.

Todo empezó en 2014 cuando Eskapark –por aquel entonces Parapark– inauguró en Vigo su primera sala de escape. Lo hizo simultáneamente con otro centro en Barcelona cuando en España nadie había oído hablar de este negocio. Desde entonces su compañía no ha dejado de crecer hasta convertirse en la mayor potencia del sector a nivel nacional. Han abierto otro centro en A Coruña y tiene otros tres franquiciados en Santiago, Santoña y Valladolid.

"En solo seis meses el crecimiento fue imparable y tuve que abrir una segunda sala”.

Jorge Martínez - Arquitecto vigués de 45 años, CEO y fundador de Escapark

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Jorge Martínez

En Vigo ofertan ocho ‘escape rooms’ diferentes a la vez que han vendido los diseños de otras veinte salas que están operativas en el país o en Latinoamérica. Antes de la pandemia llegaron a contar una treintena de empleados y facturaban alrededor de un millón de euros al año. Ahora tratan de reponerse poco a poco de los estragos de la crisis del COVID-19. En 2019 ganaron el premio Wonderfull Summit como mejor proyecto innovador a nivel gallego y han sido designados por el Consorcio Zona Franca de Vigo entre las veinte empresas que formarán su plan de internacionalización “ViaExterior”.

Pero a partir de 2019 Eskapark no era la única propuesta de ocio en vivo de la ciudad. Dos empresas siguieron su estela y multiplicaron la oferta con dos nuevos centros. PassRoom Escape abrió sus puertas en calle Barcelona el pasado mes de febrero y Código Oculto lo hizo en la carretera Vieja de Madrid en abril.

De pasión a profesión

Carolina Bersanino (33 años) y Noel Parizek (36 años) son dos amigas cuya pasión por las habitaciones de escape les llevó a asociarse para fundar la suya propia. Partieron de cero, aprendiendo sobre la marcha y con menos asesoramiento legal y fiscal del que hubiesen deseado. Para su primera ‘escape room’ compraron uno de los diseños de Eskapark e inauguraron el juego “Sherlock se viste de negro”, basado en el universo de las novelas de Arthur Conan Doyle. Su propuesta antes de la pandemia les funcionó tan bien que montaron un segundo reto diseñado por ellas mismas llamado 'Offline'.

Por otro lado, detrás de Código Oculto están Borja Fernández y Elisabet Bayer, dos vigueses de treinta años, amigos de toda la vida, que han fundado su centro con tres juegos diferentes. “Encadenados”, "La fábrica de chuches" y “El joyero de la abuela”, todos de creación propia y con muy buena acogida por parte de sus clientes. También ofrecen la experiencia de juegos urbanos con un recorrido lleno de pruebas y enigmas por dentro de la ciudad.

“El hecho de tener tres centros en Vigo es maravilloso porque los clientes siempre quieren más y así no tienen que irse fuera”

Carolina Bersanino - Responsable de PassRoom Scape

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Entrada del recinto de PassRoom Escape

La convivencia de estas tres empresas dedicadas a las habitaciones de escape no es interpretada por ninguna de ellas como competencia, sino como comunidad. “Es competencia positiva”, explica Carolina Bersanino. “El hecho de tener tres centros en Vigo es maravilloso porque los clientes siempre quieren más y así no tienen que irse fuera”, continúa la cofundadora de PassRoom Scape. Jorge Martínez, CEO de Eskapark, añade que “la apertura de nuevos juegos de escape en la ciudad no es mala para los demás salvo que los juegos sean malos, porque si consigues que un usuario salga contento de la experiencia lo primero que hará es preguntarte por otro al que acudir”. “Nos retroalimentamos”, concluye Borja Fernández, de Código Oculto. El buen talante, la comunicación y la publicidad mutua es la tónica general entre las tres compañías.

El problema de la ausencia de marco legislativo es algo con lo que se han encontrado este año las dos nuevas firmas nacidas en Vigo. “Legalmente estamos entre una cafetería y un parque de atracciones. Los organismos públicos no están bien informados de cómo deben proceder con nosotros. Cuando fuimos a pedir la licencia nos pidieron insonorizar el local por completo y poner una salida de humos para una cocina como si fuésemos un restaurante”, expresan Noel Parizek y Carolina Bersanino de PassRoom Escape.

Otra función que tendrá AEJEVER será la de coordinación de las habitaciones de escape de España. Un punto de encuentro para organizar cursos, formaciones y eventos a nivel global. Según adelanta su presidente Jorge Martínez ya se han abierto delegaciones en Madrid, Barcelona, Zaragoza y la de Elche está en camino. Ahora mismo trabajan en la búsqueda de asociados en el país para abrir nuevas sucursales.

Instalaciones de Codigo Oculto

La ciudad, sede de la Asociación Española de Juegos en Vivo Escape Room

Desde hace una semana está operativa la Asociación Española de Juegos en Vivo Escape Room (AEJEVER), una entidad sin ánimo de lucro nacida en Vigo y presidida por Jorge Martínez, director ejecutivo de Eskapark. Su objetivo será el de rellenar el vacío legal que hay ahora mismo en torno a la actividad financiera, fiscal, laboral y urbanística para dar soporte a empresarios y trabajadores.

El sector de las ‘escape rooms’ ha crecido más rápido que la legislación bajo la que se rige. Desde la asociación se luchará por conseguir la adaptación de una normativa que ampare a este nuevo mundo que oferta ya en España cerca de 2.000 juegos de escapismo. Jorge Martínez asegura que “hay que crear un marco legal”. “Nuestra actividad económica en el IAE no existe, tributamos como a cada uno nos da la gana, nos piden una cosa diferente en cada ayuntamiento para las licencias y los trabajadores no tienen un convenio propio”, subraya.

¿Cómo se pone en marcha una ‘escape room’?

En palabras de Jorge Martínez, CEO de Eskapark, el diseño de un juego de escapismo es un proceso “complejo y multidisciplinar” que dura unos seis meses e implica una inversión aproximada de 60.000 a 70.000 euros. El primer paso es encontrar la temática, una historia de fondo que dote de contenido a todo lo demás. Después se pasa a la fase constructiva y de diseño. Luego entra en juego la parte más complicada: generar una serie de pruebas divertidas y ocurrentes que tengan sentido con todo lo demás. Al final se pasa a una fase de pruebas para comprobar que todo el conjunto funciona.

El objetivo es lograr que el usuario se sienta como una pieza sobre el tablero de un juego de mesa, como la estrella de una película o como el protagonista de un videojuego. “Hay una desconexión total y cuanto mejor ambientado esté, la sensación de inmersión es mayor. Te hace volver a jugar con la imaginación, con el ingenio y te acerca a las personas que han entrado en la habitación contigo”, cuentan las socias de PassRoom Escape.

Sobre la dificultad de las pruebas, hay varias teorías, pero Borja Fernández y Elisabet Bayer de Código Oculto lo tienen claro: “A la gente le va lo duro, buscan siempre lo difícil”. Los dueños del centro de la carretera Vieja de Madrid sostienen que “cada juego debe de tener pruebas acordes al reto, pero que no sean frustrantes; que pueda ser necesaria la ayuda, pero no fundamental; que no se termine en quince minutos y que se ajuste a la hora”. “Una cuestión de equilibrio”, concluyen.

Un juego para descubrirse a uno mismo

Las habitaciones de escape producen un efecto insólito en las personas que entran en ellas. La media de edad de los usuarios es de 37 años. Se juega con amigos, entre niños, con la familia, con compañeros de trabajo, en cumpleaños y hasta en despedidas de soltero. Pero quedarse encerrado con un grupo y estar obligado a agudizar el ingenio, trabajar en equipo y decidir bajo presión afecta a cómo se comporta cada individuo dentro del juego. La gente se transforma dentro de un ‘escape room’ y estas son algunas de las personalidades más frecuentes que adoptan:

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