Esta es la historia de un hombre cualquiera. De unos 60 años, no llamaba la atención ni por su aspecto ni por su comportamiento. Estaba a la cola del banco, junto a otras personas, esperando a que le atendiera la cajera. Así sin más, como quien va a pagar una multa o hacer un ingreso. Tal vez por sentirse un hombre cualquiera, la mañana del pasado jueves salió de casa directo a la sucursal sin reparar en que su gestión no era ni mucho menos rutinaria. ¿O es que entra todos los días por la puerta de una sucursal el ganador de un premio de un millón de euros?

Fue lo que ganó un hombre que ahora puede que haga todo lo posible por seguir en el anonimato. Ahora, porque cuando fue a cobrar el millonario premio procedió de la forma menos conveniente para preservar su identidad. Tal vez sin quererlo, lo que sorprende aún más solo sea por la trascendencia mediática que alcanzó la confirmación del boleto agraciado en el sorteo extraordinario de la ONCE del 11 de noviembre de 2021.

Según la información facilitada por la Organización Nacional de Ciegos Españoles, fue Miguel Ángel Álvarez Dasilva quien vendió uno de los boletos premiados en dicho sorteo con un millón de euros desde su lugar habitual en el Centro Comercial 4 de Coia, en Vigo. Además de este, Miguel Ángel vendió otros 18 cupones premiados con 2.000 euros cada uno.

Así que el hombre ganador del millón de euros que dejó en Galicia el Sorteo Extraordinario del Once del Once de la ONCE encontró la fortuna en Vigo. Pero ni se dio mucha prisa en cobrarla y tampoco lo hizo en esta ciudad.

"¿Para pagar?" "No, para ingresar"

El hecho de haber tardado una semana en cobrar el premio se queda en mera anécdota. Como también dónde lo hizo, en Bueu, y en cuál sucursal, una de tantas que hay en esta localidad, poca relevancia tienen en comparación a la manera en que lo hizo. Entró a la oficina con el millonario cupón en el bolsillo y se dirigió sin más a la cola donde atendía la cajera. Nada de preguntar por el director para que le atendiera en su despacho, lo habitual en estos casos. Este hombre no reparó en ningún protocolo, así que se puso a esperar en la fila como si nada, y con el boleto en el bolsillo.

Cupones de la ONCE expuestos para su venta en una localidad gallega

“¿Para pagar?”. Era procedente la pregunta de la cajera. Es una de las gestiones más habituales que se atienden a esa hora en las sucursales. Pero todo lo contrario. “Para ingresar”, contestó el hombre. Fue una respuesta sin más detalles; bastó con posar el cupón de la ONCE en el hueco de la ventanilla.

La cara de sorpresa de la empleada fue mayúscula. Su primera reacción, la inevitable, felicitar al agraciado, y claro, nada más hacerlo la discreción que requiere esta clase de asuntos a punto estuvo de saltar por los aires. Y tenía toda la pinta de acabar así la escena, con el hombre siendo felicitado por el resto de clientes de no ser por la aparición de los directivos de la sucursal conminando al millonario anónimo a continuar con la gestión en un lugar más discreto.

Seguramente no se habrá comportando con esa pasmosa normalidad el poseedor del cupón con el número 72050 de la serie 025. Un granadino que nunca olvidará el 11 del 11 de la ONCE, el día que ganó 11 millones de euros.