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Los infectados superan la barrera del millar en el área de Vigo a una semana del “macropuente” de diciembre

Cribado en el Punto de Atención Móvil (PAM), junto al Náutico de Vigo Pablo Hernández

Seguramente la ola más terrorífica del virus es la que se vivió a comienzos de este año tras la pasada época navideña, cuando las autoridades sanitarias decidieron relajar las restricciones para permitir los encuentros familiares en unas fechas tan señaladas. En esta sexta ola, parece que las tornas han cambiado. Porque la explosión de contagios, completamente inesperada hasta hace unas semanas, está llegando a apenas una semana del gran puente de diciembre, que este año será de cinco días, y a menos de un mes de la Nochebuena.

Según los últimos datos, el área sanitaria de Vigo es la más afectada de Galicia, superando a la de Ourense, tras registrar 160 nuevos contagios en la última jornada. Estas infecciones suben a 1.067 el número de personas que tienen la enfermedad activa en Vigo y su entorno, unas cifras que no se vivían desde principios del mes de septiembre. Aunque la situación es preocupante, especialmente por la alta transmisibilidad que se está percibiendo en los últimos días, hay que apuntar que es menos grave que en anteriores olas, gracias fundamentalmente a que un gran porcentaje de la población está ya vacunada y eso le permite, si se contagia, pasar la enfermedad de una forma mucho más leve.

Por eso los llamamientos constantes en los últimos días por parte de todas las administraciones a las personas que han rechazado vacunarse para que acudan a pincharse. Porque la mayoría de las 24 personas ingresadas en los hospitales vigueses no tienen la vacuna, y prácticamente todos los que han pasado por la UCI en las últimas semanas tampoco. La mala noticia que esta circunstancia está dejando es que han vuelto los fallecimientos. Concretamente Povisa registró dos muertes de personas con COVID en los dos últimos días.

Para frenar la escalada de contagios, además, Galicia ya ha anunciado que comenzará a poner la tercera dosis a los mayores de sesenta años cuando finalice con las personas que superan los setenta, y se espera que próximamente el personal sanitario también empiece a recibir el tercer pinchazo. Porque se están dando casos ya de profesionales que se han contagiado, como recientemente una enfermera de la UCI del hospital Álvaro Cunqueiro, que se infectó fuera del centro sanitario y que ahora se encuentra de baja confinada en su domicilio.

Uno de los datos epidemiológicos más preocupantes de la última semana es la elevada tasa de positividad. Con la vuelta de los cribados y la ampliación de la capacidad diagnóstica ante el aumento de contagios, se están superando ampliamente las mil pruebas PCR diarias. Pues prácticamente todos los días el 10% de ellas, es decir, una de cada diez, son positivas. Y hay que recordar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) sitúa en el 5% el límite de positividad para considerar que la pandemia está controlada en un determinado territorio.

El objetivo sigue siendo claro: detectar de forma precoz cualquier contagio. Por eso se han vuelto a realizar cribados masivos y ante cualquier mínimo síntoma sospechoso, como mucosidad o febrícula, en las urgencias hospitalarias y los centros de salud y en los Puntos de Atención Continuada (PAC) realizan inmediatamente un test PCR o de antígenos. El objetivo es poner todos los medios necesarios para intentar frenar el imparable ascenso de la incidencia, especialmente preocupante en la ciudad olívica, donde ya asciende a 217 nuevos casos por 100.000 habitantes los últimos catorce días, después de subir 28 puntos en solo una jornada.

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