“Siempre hay ganas de fiesta” es la frase que sintetiza un día de devoción y celebración a partes iguales en Matamá. Después de que en 2021 el empuje de la tercera ola obligara a cancelar cualquier tipo de reunión, este año San Mauro recuperó ciertos tintes de normalidad en la ciudad.

San Amaro recupera la ilusión

Aunque el tráfico fuese testimonial y los grupos fueran mayoritariamente reducidos y familiares, la plaza dedicada al santo en el corazón de esta parroquia volvió a recuperar la ilusión que merece la primera romería del año, aunque aún sea pronto para que esta etiqueta sea fiel a la realidad.

El santo de las extremidades volvió a salir en procesión por la rúa dos Canteiros sin necesidad de un protocolo especial más allá de las mascarillas o una mínima distancia de seguridad.

Los fieles volvieron a pedir por la curación de sus males en piernas y brazos –los más demandados– a través de las figuras de cera, aunque hubo quién daba las siete vueltas a la iglesia que manda la tradición con una del cuerpo entero.

La misa celebrada en el templo de San Pedro congregó a medio centenar de devotos, entre los que figuraban también las principales autoridades de la ciudad.

Ataviados con el característico pañuelo rojo de las fiestas estuvieron el alcalde, Abel Caballero, el concejal de Fiestas, Ángel Rivas, la delegada de la Xunta, Marta Fernández-Tapias, o el portavoz del PP en el pleno, Alfonso Marnotes, todos ellos en primera fila.

Los festejos se prolongaron durante toda la mañana con las gaitas y tambores en la plaza de San Mauro sustituyendo a las orquestas. Esto permitió que la primera romería del calendario se moviera más cerca de la improvisación y la alegría de una “primera vez” que en la programación habitual de este tipo de fiestas organizadas por una comisión. Esta circunstancia no pareció importarle a las decenas de personas que acudieron a cuentagotas por los domicilios privados y terrazas.

En esta primera jornada el tiempo acompañó y solamente fue necesario un abrigo para poder disfrutar de las rosquillas, charangas y reencuentros a los pies del templo, aunque se espera que mañana la lluvia empañe este retorno.