Una de las “joyas de la corona” de la Media Distancia de Renfe sufre víctima de su éxito. La línea entre A Coruña y Vigo acumula varios meses con retrasos en prácticamente todos sus frecuencias, lo que ha desatado una oleada de críticas de sus usuarios ante los problemas que les genera.

Las causas se deben principalmente a los problemas con la infraestructura y la explotación de la misma, según señalan maquinistas y usuarios. Entre la ciudad herculina y Santiago de Compostela deben reducir su velocidad en Ordes, Uxes y Cerceda hasta los 90km/h por deficiencias que llevan meses sin ser subsanadas, haciendo irrecuperables los minutos perdidos.

A su vez, los estrictos protocolos de seguridad provocan retrasos incluso antes de subirse al tren. En las estaciones de Urzáiz y San Cristóbal se citan decenas de personas para superar un escáner y control de acceso más propio de un avión que de un servicio de proximidad, ya que no se acude con la antelación necesaria para embarcar..

El ajustado cuadro de marchas vigente desde su apertura en 2015, que permite llegar de Vigo a la capital gallega en 50 minutos, se ha vuelto “irrealizable” ante estos problemas. De esta forma, los usuarios han comenzado a organizarse ante la Xunta y Renfe por los trastornos que les provoca para llegar a sus puestos de trabajo o estudio.

En octubre de 2017 estaba prevista la entrada en funcionamiento del ERTMS en toda la línea, permitiendo aumentar la velocidad máxima hasta los 220 km/h y la de entrada en las estaciones.

Aunque el sistema de seguridad habría reducido los tiempos de viaje actuales, todo parece indicar que su instalación este año –según confirmó Adif en su declaración de la red– servirá para recuperar los originales. Descartado un cambio de trenes en la línea, la otra opción pasa por aumentar el tiempo de parada en cada estación