La UVigo estima el carbono almacenado en los bosques a partir de imágenes satelitales

El modelo de bajo coste, que se puso a punto en el municipio de Baiona, facilita la gestión sostenible de las áreas forestales y la lucha contra el cambio climático

Vistas de la Ría y el anillo verde de Vigo desde el monte Alba.

Vistas de la Ría y el anillo verde de Vigo desde el monte Alba. / Marta G. Brea

Sandra Penelas

Sandra Penelas

Las emisiones de CO2 han aumentado exponencialmente en los últimos años y los acuerdos internacionales confían en que una cuarta parte de los objetivos de mitigación corresponderá a los bosques mundiales. De ahí que la estimación del carbono almacenado en ellos se haya convertido en una herramienta imprescindible para una gestión sostenible y la lucha contra el cambio climático. Más aún, en una región como Galicia, cuya superficie forestal, la mayor de toda España, constituye alrededor del 29% de su territorio.

Un trabajo desarrollado en la UVigo ha puesto a punto un modelo para estimar el secuestro de carbono en áreas forestales gallegas utilizando imágenes satelitales de Sentinel-2, así como herramientas de valoración integrada de servicios y compensaciones de los ecosistemas (InVEST) y sistemas SIG. Además de presentar un elevado grado de fiabilidad a la hora de calcular las reservas superficiales y subterráneas, se trata de una solución de bajo coste ya que todos los recursos son de acceso abierto.

El estudio, que se llevó a cabo en Baiona, constituye el trabajo final de grado del ingeniero forestal Mario García Ontiyeros, que ha seguido avanzando en el potencial de este método durante la realización del máster en Sistemas Aéreos no Tripulados y, actualmente, a través de su tesis doctoral.

Mario García Ontiyeros, realizando mediciones en el bosque.

Mario García Ontiyeros, realizando mediciones en el bosque. / Cedida

El modelo fue validado con mediciones de algunos árboles realizadas durante el muestreo de campo, así como con datos del inventario forestal nacional y estudios sobre la capacidad de almacenamiento de carbono de distintas masas forestales ya publicados. “Los resultados demuestran que es fiable y que se puede aplicar a bosques de toda la costa atlántica gallega”, destaca García Ontiyeros, de cuyo estudio se hace eco este mes la revista Science of The Total Environment en un artículo firmado junto a sus tutoras Xana Álvarez y Carolina Acuña Alonso, así como por Enrique Valero.

El ingeniero forestal eligió por razones prácticas su municipio de origen para llevar a cabo la investigación y estableció 15 parcelas circulares, con un radio de 15 metros, situadas entre Bahíña y A Ramallosa, en la sierra de A Groba.

Las áreas de estudio seleccionadas estaban pobladas por roble, castaño, eucalipto y pino. Y las imágenes de satélite, correspondientes a la primavera y el otoño de 2021, revelaron que no se registran cambios estacionales destacados debido a que la mayoría de la cobertura se corresponde a eucaliptos.

Las coberturas asociadas a usos forestales son las que almacenan mayor cantidad de carbono

Los resultados revelaron que las coberturas asociadas a usos forestales son las que almacenan la mayor cantidad de carbono en el área de estudio: por encima de un 50% respecto a las otras. El tipo de uso y cobertura más destacado es el eucalipto, con una superficie de 1.330 hectáreas y una reserva total de carbono de 225 toneladas por hectáreas. Aunque al tratarse de árboles de rotación corta, con talas inferiores a los treinta años, les resulta difícil almacenar grandes cantidades.

Por contra, los tipos de uso y cobertura de maderas duras como el roble presentan las mayores reservas. Pueden retener hasta 653 toneladas por hectárea, seis veces más que la cobertura con reservas de carbono más elevada no vinculada a usos forestales (agricultura).

Este estudio innovador contribuye a una “gestión, planificación y organización sostenible del bosque”, ayudando a mejorar la toma de decisiones por parte de las administraciones competentes. También proporciona información a la sociedad, ayudando a mejorar la comprensión sobre el papel de las áreas forestales “en la mitigación del cambio climático y su valor como recurso natural”.

El autor del trabajo, en el Cañón del Sil.

El autor del trabajo, en el Cañón del Sil. / Cedida

Para su trabajo final de máster, García Ontiyeros sobrevoló con drones el río Tea, declarado Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), para evaluar los cambios producidos en las coberturas terrestres entre 2015 y 2023. Y en su investigación doctoral, que desarrolla en el Cañón del Sil, utiliza imágenes satelitales y LiDAR y busca optimizar el modelo con herramientas más sofisticadas como redes neuronales computacionales. El objetivo final es que sea aplicable a toda Galicia.

“Las coberturas son la piedra angular de todos los trabajos de teledetección. Nos permiten conocer la calidad del hábitat, la fragmentación del territorio o hacer estudios para calcular el stock de carbono. Y este modelo no solo es importante para gestionar el presente, sino que nos permite hacer predicciones. Conociendo las coberturas que había en 2015 a partir de las imágenes de satélite y la capacidad de almacenamiento de las diferentes especies podemos decir qué reservas habrá dentro de 15 o 20 años y relacionar esto con las fuentes emisoras de carbono”, destaca.

Suscríbete para seguir leyendo