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Un Springsteen atómico y nunca visto

Una película recoge las actuaciones del Boss en el festival antinuclear del Madison Square Garden No Nukes, en 1979, y captura al cantante y a la | Street Band en su momento más pletórico

Bruce Springsteen y la E Street Band, en el concierto No Nukes de 1979.

Hace unas semanas, Bruce Springsteen anunciaba su gira 2022 y emplazaba a sus seguidores a acudir a los conciertos con sus “hijos, hermanos y hermanas pequeños y abuelas”, porque iban a ver a la E Street Band “at its peak” (en su punto álgido). ¿Seguro? Aunque el Boss y la E Street Band son una maquinaria formidable, que desafía el paso del tiempo y la muerte si es preciso, se hace difícil pensar que su buena forma llegue a superar lo visto y oído en el filme The legendary 1979 No Nukes concerts, que captura los shows ofrecidos en el Madison Square Garden.

Es el testimonio de sendos conciertos que Springsteen y los suyos ofrecieron atendiendo al llamamiento del colectivo MUSE (Musicians United for Safe Energy), en septiembre de 1979, como respuesta al accidente de la central atómica de Harrisburg. Su involucración representó un gesto novedoso para un cantante que hasta entonces había evitado manifestarse en cuestiones políticas. El metraje recupera a un arrollador Bruce a punto de cruzar el umbral de los 30 (los cumplía el día 23, es decir, en la medianoche del segundo de los conciertos), condensando en hora y media de show la intensidad, profundidad y sentido del espectáculo de los que ya rindió cuenta, un año antes, la gira Darkness on the edge of town.

A principio de esta misma semana veían la luz en formato digital y Blu-Ray, y, ayer viernes, eran lanzados en doble CD con DVD, doble CD con Blu-Ray y doble elepé.

Hasta ahora, solo circulaban tres de esos registros audiovisuales: los de The river (tema estrenado esas noches), Thunder road y un fogoso fragmento del clásico doo-wop Quarter to three. Pero ahora estas canciones discurren con planos inéditos, ya que el editor, Thom Zimny, ha montado los temas disponiendo de las señales de cada una de las cámaras y seleccionándolas a su criterio. En audio, únicamente se disponía de la versión de Stay (Maurice Williams) y el Detroit medley, ambas piezas incluidas en el triple elepé No Nukes, si bien hace un par de años Springsteen dispuso en su web la grabación íntegra de las actuaciones, que recientemente ha retirado cediendo el protagonismo al nuevo lanzamiento.

La película combina capturas de la primera y la segunda noche, ofreciendo el repertorio íntegro: 13 canciones, incluyendo los bises de ambos shows. La versión de Stay es de la segunda, donde, junto a Jackson Browne y Rosemary Butler, entra también en escena Tom Petty, en una imagen de altos vuelos.

Es el documento de un artista en estado pletórico: puro material radiactivo, si se nos permite la gracia, con un Bruce líder, showman y saltimbanqui, deleitándose con la también inédita entonces Sherry darling, metiéndose a placer en la maleza de Jungleland y dando cancha a los suyos, con papel estelar para un Clarence Clemons que gira como una peonza en la montaña rusa de Rosalita. La realización apunta también a la pista y las gradas, porque forman parte (contagiosa) del espectáculo, e incluye el momento en que el Boss recoge un pastel de cumpleaños que procede a lanzar de vuelta al público, aparentemente fastidiado por dejar de ser un veinteañero.

No ofrece, en cambio, la escena en que echa ostentosamente del recinto a su exnovia, la fotógrafa Lynn Goldsmith, a la que había vetado el acceso. En Quarter to three, deliciosa y agotadora con su festival de falsos finales y teatro del bueno, Bruce hace ver que se desmaya y brama dramáticamente “no puedo seguir, ¡tengo 30 años!”, antes de proclamar: “¡Soy un prisionero del rock’n’roll!”. No lo va a tener fácil el año que viene para superar eso y demostrarnos que, pasados los 70, tanto él como su banda están realmente en su “peak”.

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