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El CSIC busca llevar el “big data” a la pesca

Flota pesquera amarrada en el puerto de Vigo. Ricardo Grobas

El Instituto de Investigacións Mariñas (IIM) trabaja en un proyecto para que la pesca avance hacia una actividad más sostenible a través del uso del big data. El centro situado en Bouzas, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha lanzado la iniciativa Geocap, en la que los investigadores emplearán los datos del diario electrónico de pesca (DEA) de 80 barcos para crear un “mapa de calor”. Este geoportal aspira a recoger todos los lances de la flota participante en el proyecto para que aparezcan referenciadas las zonas con una mayor concentración de descartes, es decir, las capturas que antes eran devueltas al mar y que ahora es de obligado cumplimiento el llevarlas a tierra. De esta forma los barcos actuarán como sensores casi en tiempo real para ayudar a los propios armadores a decidir la zona de pesca idónea a la que acudir.

Los investigadores encargados de Geocap son conscientes de que la monitorización electrónica –a través de cámaras a bordo– acabará siendo una realidad en la flota en el corto medio plazo, pero también que esta tecnología no sirve todavía para obtener datos de las capturas. Por este motivo, desde el IIM trabajan ya en el desarrollo de una herramienta que sea capaz de importar los datos incorporados por los patrones en el DEA, además de en un “sistema de protocolos” con el que se consiga una información homogénea para su posterior representación en el mapa de calor o heat map, en inglés, similar a los utilizados actualmente en las retransmisiones de fútbol para seguir los movimientos de un jugador.

Sin embargo, los expertos del IIM, dirigidos por el investigador Ricardo Pérez, cuentan con una cierta ventaja: su know-how en descartes y geoportales. Y es que desde Bouzas se han pilotado otros proyectos relacionados con la materia como el Life iSeas o el Sicaptor, en los que trabajaron en la elaboración de mapas de calor y la identificación de las capturas que llegan a bordo.

En este caso, la muestra de los barcos será mayor gracias a la participación en la iniciativa de la flota de dos organizaciones de productores (la OPP-66 de Carboneras y la OPP-07 de Lugo) y de una cofradía (de Sanlúcar de Barrameda), tocando de esta forma aguas de Galicia y el resto del Cantábrico Noroeste, Gran Sol, del Golfo de Cádiz y del Mediterráneo. “Una vez almacenados los datos serán procesados para mostrarlos de manera adecuada y útil”, indica Ricardo Pérez, que cree que ayudará a lograr “una actividad pesquera sostenible y minimizar descartes”.

El mapa, que estará diseñado por gamas de colores, recogerá tanto el tipo de especie descartada como el arte de pesca utilizado y los diferentes motivos del descarte. Datos que, al contar con barcos que actúan como “sensores”, se van sumando continuamente.

Geocap, que cuenta con un presupuesto total de 178.000 euros, tiene una subvención de 133.000 euros del Programa Pleamar, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y cofinanciado por el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP). El proyecto se desarrollará a lo largo de este año.

“Es necesario que el conocimiento pesquero sea lo más realista”

El responsable del proyecto Geocap es el profesor de investigación en el grupo de Bioquímica de Alimentos del Instituto de Investigacións Mariñas (IIM-CSIC) de Vigo, Ricardo Pérez. Doctor en Química por la USC en 1986, forma parte del CSIC desde 1988 y durante siete años fue director del centro situado en Bouzas. En los últimos años participó en varios proyectos relacionados con los descartes, como el Life iSeas o el Sicaptor.

–¿Se combinará son la más que posible implementación de las cámaras a bordo?

–La mayor parte de iniciativas de la monitorización a bordo pasa por grabar vídeos, viendo las operaciones a bordo, pero no aportada datos o información sobre las capturas. En este proyecto se busca crear un geoportal cogiendo todos los datos de los diarios electrónicos de abordo para ver si es posible que aparezca georeferenciado cada lance de pesca para ir alimentando ese mapa. La idea es trabajar más con los porcentajes de descartes declarados que con las capturas, ya que no se busca fiscalizar las capturas.

–¿Se centra entonces sobre los descartes?

–Sí. Que tú le puedas “preguntar” al mapa donde hay un porcentaje de merluza por debajo de talla más alto en los meses de febrero y marzo, por ejemplo. Así los armadores pueden decidir no ir allí. Queremos hacer ese mapa e ir añadiendo casi en tiempo real los datos de los barcos. Más adelante se podría hacer con todas las flotas españolas e incluso europea.

–¿Cuántos barcos participarán en la iniciativa?

–En principio son unos 80 barcos de la cofradía de Sanlúcar de Barrameda, la OPP-66 de Carboneras y la OPP-07, de Lugo. Hay palangreros de fondo que van a Irlanda o Escocia, arrastre en el Cantábrico y Gran sol, palangreros de superficie que van al pez espada, de cerco… Vamos a desarrollar la herramienta con las mareas de estos barcos e intentar sacar los datos de la Secretaría, interpretarlos con el Cesga e ir haciendo los mapas.

–¿Cuál es el papel de la “supercomputación” en el proyecto?

–El Cesga participa después de haber trabajado con nosotros en un proyecto previo, el iSeas, que también incorporaba un geoportal. Sacamos un contrato público y lo ganaron, porque ya tenían las herramientas y los conocimientos previos.

–¿Se está convirtiendo el IIM en el epicentro de este tipo de proyectos relacionados con la disminución de los descartes?

–Es la línea de trabajo que tenemos y creo que sí. Sé que en Barcelona están con temas relacionados con la flota artesanal del Mediterráneo, pero más centrado en la selectividad de las artes. Nosotros estamos intentando profundizar más en el tema, que se podría aplicar al resto de Europa. Los océanos son un recurso público y hay que intentar que los datos sean reales para mantener los stocks, intentando que el conocimiento de la actividad pesquera sea lo más realista.

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