Los ministros y altos responsables de comercio de los 164 países que integran la Organización Mundial del Comercio (OMC) se quedaron con las maletas hechas tras la suspensión de la conferencia ministerial en la que iban a participar la próxima semana en Ginebra y que resultaba clave para, entre otras cosas, saber qué pasaría con los subsidios a la pesca y, en concreto, con la bonificación al diésel del que se beneficia la flota gallega. El motivo es la aparición de la nueva variante del coronavirus.

Horas antes de comunicarse la decisión el Gobierno suizo prohibió todos los vuelos procedentes de África austral y ordenó que todo el que llegase de Sudáfrica, Hong Kong, Israel y Bélgica (territorios y países donde la nueva variante ómicron se ha detectado) debían ponerse en cuarentena durante 10 días, además de presentar un test negativo de COVID.

La directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, dijo que esas restricciones de viaje implicaban que muchos ministros y delegados se hubiesen quedado sin poder participar en persona en las negociaciones, lo que en la práctica los habría puesto en desventaja.

“Esta recomendación no ha sido fácil, pero como directora general mi prioridad es la salud y la seguridad de todos los participantes en la conferencia, es decir ministros, delegados y sociedad civil. Es preferible pecar de cautela”, sostuvo Okongo-Iweala.

Esto no significa que las negociaciones deben interrumpirse, sino todo lo contrario. Las delegaciones en Ginebra deben recibir el poder necesario para cerrar los desacuerdos que persisten”, dijo el presidente del Consejo General de la OMC, el embajador hondureño, Dacio Castillo.