El Océano Austral es de hecho un sumidero de carbono significativo, que absorbe una gran cantidad del exceso de dióxido de carbono emitido a la atmósfera por las actividades humanas. Es el hallazgo de un nuevo estudio realizado con aviones, dirigido por NCAR (National Center for Atmospheric Research) de Estados Unidos, y brinda claridad sobre el papel que juegan las aguas heladas que rodean la Antártida.