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Moaña reconoce la “plaga” de ratas en el río pero no puede actuar en espacios abiertos

Dos roedores, en los últimos días, en el entorno del paseo fluvial. | CEDIDA V.F.

El tramo final de la senda peatonal del Río dos Ladróns o de A Fraga, en plena malla urbana de Moaña, sufre desde hace semanas la presencia de numerosas ratas que ha ocasionado las quejas de viandantes. Desde el gobierno local el concejal de Medio Ambiente, Odilo Barreiro, reconoció ayer la proliferación de estos roedores y señala, como una causa de que se agrupen en esta senda, el hecho de que algunos viandantes arrojen de forma habitual pan a los patos de la zona, lo que atraería también a las ratas. Proliferan sobre todo cerca del verano.

El tramo del río cuenta con numerosa presencia de patos. | G.N.

Barreiro asegura que el plan municipal de desratizaciones, desinsectaciones y desparasitaciones interviene sobre todo en la red de alcantarillado y en los edificios públicos, pero no se actúa en los espacios abiertos. Asegura que, si ponen trampas o veneno en el entorno del Río dos Ladróns, se vería afectada el resto de la fauna del río, además de suponer un riesgo ante la presencia de niños en el paseo.

Desde el Concello aseguran que no se trata de ratas de alcantarilla, sino de roedores propios de las zonas fluviales que no supondrían un riesgo para la salud. De todas formas, en las quejas de viandantes que se pueden leer por las redes sociales piden una actuación. Alertan también de que estas ratas son visibles a veces, en gran número, en la propia desembocadura de este río en un lateral de la playa de A Xunqueira, justo bajo el puente de madera que está ahora en reparación.

Algunos incluso aseguran que dejaron de recorrer la zona con sus hijos por este problema y señalan que en el entorno hay varios negocios, con los problemas de salubridad que les puede implicar.

El concejal de Medio Ambiente recuerda que sí se actuó hace unos años cuando aparecieron muchas ratas en el entorno de la canalización del Río Pontillón, en pleno barrio de O Rosal, y los roedores entraban incluso en los accesos a los edificios, “pero entonces intervenimos en la red de saneamiento del entorno, no al aire libre en el lecho del curso fluvial.

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