A lo largo de la historia, la vida de muchas mujeres ha quedado invisibilizada porque las crónicas se han centrado en destacar los logros masculinos. También en la antigua Roma, donde pocos conocen que hubo gladiadoras, la primera senadora, una mujer que comandó un ejército o la pionera 'trans'. Israel del Santo, el creador de docuseries como 'Lola', 'El Palmar de Troya' y 'Conquistadores: Adventum' destapa el papel clave de algunas féminas durante el periodo del Imperio romano en 'El corazón del Imperio', serie documental de seis episodios que Movistar+ estrena este jueves 25 de noviembre (22.00 horas).

"Roma es un periodo tremendamente documentado, pero por unos cronistas e historiadores hombres, con lo que la visión de todos los hechos que ocurren allí es muy masculina. Pero si coges un libro de historia y te fijas, las mujeres sí que están ahí, normalmente para dar a luz a un gran héroe o casarse con él. Aunque hay algunas de ellas que aparecen en las fuentes porque se salen del tiesto", recalca Del Santo, que reivindica la figura de una de las protagonistas de 'El corazón del Imperio', Cleopatra. "Pasó a la historia como una gran devoradora de hombres, que hechizó a Julio César y Marco Antonio. Sin embargo, revisando los millones de páginas que hay escritas sobre ella, solo se le conocen esos amantes. También aparece en esas fuentes que habla ocho idiomas, que es una excelente diplomática y que escribe libros de medicina. Parece incluso otro personaje del que nos habían contado con el mismo nombre", asegura el director.

Otros ejemplos que pone Del Santo son los de Fulvia, "a la que describen como el César con falda, una mafiosa, la primera mujer que se puso al frente de un ejército y que apareció en una moneda y a la que casi nadie recuerda"; Heliogábalo, "a quien se le considera el primer transexual de la historia", y Julia Mesa, la primera senadora.

Aitana Sánchez-Gijón, la primera senadora

Esta última "ejerció realmente el poder de emperador romano, aunque con una persona interpuesta, en su caso su nieto, porque las mujeres no podían ocupar ese cargo", recuerda Aitana Sánchez-Gijón, que da vida a este personaje en 'El corazón del Imperio'. "Hay personajes femeninos que fueron trascendentales en la historia de Roma, a veces actuando desde la sombra, porque era el único lugar en el que se les permitía estar", subraya la protagonista de 'Boca a boca' y 'Un paseo por las nubes'.

Imagen de una gladiadora en 'El corazón del Imperio'. MOVISTAR +

Junto a ella, actrices como Sandra Escacena, Erika Sanz, Alba Luna, Carolina Garrido, Inty El Meskine, Jennifer Bucovineanu, María Granada y Joana Pastrana (tres veces campeona del mundo de boxeo) recrean la vida de estas mujeres, mientras el escritor Santiago Posteguillo (Premio Planeta por 'Yo, Julia', y gran conocedor de la época romana) ejerce como narrador. Para darle verosimilitud al relato, sus creadores quisieron que los diálogos estuvieran en el idioma que se hablaba en aquellos años, el latín.

Lidia San José, de historiadora

En medio se intercalan las valoraciones de seis expertas: la doctora en Derecho Romano Amelia Castresana; la doctora en Historia Patricia González; la arqueóloga e historiadora María Engracia Muñoz; la actriz e historiadora especialista en Historia de Roma Lidia San José ('Paquita Salas'); la psicóloga Mireia Darder, y la doctora en Filología Clásica Cristina de la Rosa. "Santiago y yo decidimos dar un paso atrás y dejarles a ellas el espacio para reinterpretar esas fuentes y esas crónicas", explica Del Santo. "Nuestra obsesión era contar la otra mitad de la historia, la de las mujeres", añade.

La docuserie constata que los relatos sobre las protagonistas de los seis episodios han quedado siempre manchados con connotaciones negativas. "En los escritos, la mujer que se sale del tiesto siempre acaba mal o termina desdibujada porque la historia, al fin y al acabo y desgraciadamente, no deja de implantar moral", afirma el director. Sobre todo cuando hablamos de las féminas, como le pasó a Livia. "Era la mujer perfecta, en la que toda romana debía verse reflejada. Pero ha pasado a la historia como una envenenadora, cuando su marido, Augusto, también lo fue y le recordamos como el gran emperador romano", apunta Del Santo. "La mujer nunca se puede salir del tiesto, porque sino llega un historiador y te condena", sentencia.