Con una marca de 17,98 metros, Pedro Pablo Pichardo, nacido en Cuba, devolvió a Portugal, su país de adopción desde diciembre de 2017, la medalla de oro olímpica en el triple salto, que el país ibérico había ganado por primera vez en Pekín 2008 por medio de Nelson Évora.

El chino Yaming Zhu, con los 17,57 metros de su penúltimo esfuerzo, se alzó con la medalla de plata en los Juegos de Tokio por delante del burundés Hugues Fabrice Zango, plusmarquista mundial en pista cubierta, que dejó fuera del podio, por tres centímetros, al estadounidense Will Claye.

Una lesión de tobillo le impidió participar en los Juegos de Río. Cinco años después Pichardo se ha resarcido con el título olímpico, el mayor logro de una hoja de servicios, que incluye dos medallas de plata en Mundiales (Moscú 2013 y Pekín 2015), todavía como cubano.

La combinación estadounidense Christian Taylor-Will Claye que ganó las dos mejores medallas en las dos ediciones de los Juegos no era posible en Tokio porque el primero se rompió el tendón de aquiles en mayo en Ostrava y sus esperanzas de un tercer título quedaron truncadas.

Claye también tuvo que vencer una lesión semejante, que sufrió en noviembre de 2019 cuando jugaba al baloncesto. Ahora tenía ante sí la gran oportunidad de salir del cono de sombra que proyectaba Taylor relegándolo siempre al segundo puesto, también en los dos últimos Mundiales.

Pero el estadounidense, tercero en la lista de todos los tiempos con 18,14, no lo tenía fácil. Pedro Pablo Pichardo Peralte (PPPP) puso muy caro el concurso desde su primer salto, de 17,61 metros, frente a los 17,19 de Claye, y elevó su apuesta con 17,98 en el tercer turno.

Claye estaba segundo con sus 17,44 del tercer turno, pero en la segunda mitad del concurso cedió dos puestos y se quedó fuera del podio.