La derecha, que tiene pánico a la vitalidad del movimiento feminista, pretende desvirtuarlo convirtiéndolo en una corriente light. La estrategia cesariana del “divide y vencerás”. Y así, para desarticularlo, los que siempre han arrastrado los pies cuando la mujer ha conquistado derechos, adjetivan su feminismo de integrador, liberal o positivo, tratando de tutelar a quienes no se dejan manipular.

Se vuelven a armar un taco. El feminismo, ni excluye ni divide ni es negativo, es transversal y, como no puede ser menos, busca la igualdad de derechos real de mujer y hombre, que ya va siendo hora de reventar en pedazos los techos de cristal, la violencia, el acoso, la desigualdad...

¿No se dan cuenta de que, por justa e histórica, esta tendencia reivindicadora no es pasajera? ¡Asúmanlo, es irrefrenable! Y, como aún queda mucho camino por recorrer, no tiene vuelta atrás. Y quienes abrumados persiguen su retroceso se encontrarán con una resistencia infranqueable en la calle y un muro reforzado de razones en los corazones.