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Alertó Austria de que sus expertos esperan un apagón en cinco años, y aquí se ha desatado una histeria de baja intensidad, propiciada por la prensa que, ayuna de noticias morbosas ahora que la dirección del PP ha decretado el secreto del sumario de sus peleas cainitas, se ha dedicado a difundir consejos del tipo: si hace frío no salgas de casa, o si no hay luz enciende una vela.

El Ejecutivo de momento calla y no se conoce comunicación de ministra alguna como aquella antaño célebre cuando, durante las vacas locas, Celia Villalobos recomendó que en lugar de poner hueso de ternera en el cocido se optara por el cerdo. ¿O fue al contrario cuando no era locura de las vacas sino peste porcina? El amable lector disculpará que una se tome frívolamente lo que podría ser una catástrofe enorme, pero aunque ha leído que las eléctricas han advertido al gobierno del hipotético desastre y que los expertos –obviamente diferentes de los augures de la debacle– en cambio opinan que es una coyuntura altísimamente improbable, se ha instalado en un fatalista lo que tenga que ser será, y no piensa comprar ni en el Black Friday ni en ningún otro período de rebajas, ni hornillo de gas, ni pack de 100 velas ni de mil pilas, ni bidones de agua de dos litros, ni sacos de dormir para todos los miembros de la familia. Amén de no se sabe cuántos metros de cuerda, navajas de usos múltiples y combustible. ¡Que hasta pedernal hay en esos kits de supervivencia!

Pese a la alarma, solo ha reaccionado Cataluña que sufrió una avería en 2007 que dejó sin luz a 300.000 personas durante tres días. Yo me mofo pretendidamente irónica, condescendiente y displicente por el día, pero luego, a la hora de las pesadillas, no las tengo todas conmigo. ¿Y si acumulo conservas, pero en mi despiste habitual se me olvida el abrelatas? ¿Cómo nos bañaremos si cae en invierno en esas mañanas gélidas de enero? ¿Qué hacer si la hora fatídica nos llega en el ascensor?

Le parecerán a usted preguntas infantiles, pero el miedo es libre y el mío, en la noche oscura que alberga horrores, ni les cuento.

*Profesora

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