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Xaime Fandiño

MÁS ALLÁ DEL GUETO CRONOLÓGICO

Xaime Fandiño

A los viejos, que no nos roben el futuro

Esta expresión que hace pocos años habría parecido una incongruencia, hoy forma parte de una realidad a tener en cuenta. Si echamos la vista atrás, una persona nacida en nuestro país a principio de siglo XX tenía una esperanza de vida casi 40 años menor que la de un ciudadano actual, pero es que en los 60, una fecha muy próxima desde un punto de vista cronológico, la longevidad era 15 años menor que en la actualidad.

Los avances científicos en el ámbito cardiovascular a través del control de la hipertensión arterial, el tratamiento de la insuficiencia cardíaca o el colesterol, unido a hábitos de vida saludable como el ejercicio, la dieta, la reducción del tabaquismo… junto otros éxitos puntuales en el tratamiento afecciones problemáticas como en el caso del cáncer, han logrado que llegar a la senescencia en condiciones óptimas pase a ser lo habitual, con lo que los individuos que vivimos en el siglo XXI gozamos de una etapa cada vez más larga y activa en ese tramo que transita entre el acto administrativo de la jubilación y la dependencia.

Según algunas investigaciones en el año 2050 muchos seres humanos del primer mundo podrán vivir hasta los 120 años, manteniendo una óptima calidad de vida. Una medicina preventiva y personalizada, unido a los wearables, sí, ese tipo de aparatos como los relojes inteligentes que acaban de hacer su aparición de forma masiva y que, frente al típico termómetro que todos teníamos hasta ahora en el hogar como único artilugio métrico de nuestra salud, son capaces de hacer mediciones complejas y diversas para detectar puntualmente, cada vez con más precisión, los parámetros vitales de cada ser humano. Todo esto ayudará a proporcionar diagnósticos más tempranos que es la clave y que, unidos a los avances en investigación genética, inteligencia artificial o las nuevas técnicas en el ámbito de la robótica, exoesqueletos etc., harán posible desarrollar un plan vital a largo plazo.

Aubrey de Grey, gerontólogo y biomédico, autor de la teoría del envejecimiento de los radicales libres mitocondriales, en una conferencia en TED argumentaba que envejecer es simplemente una enfermedad y que es curable. Grey sostiene que es cuestión de tiempo el que los humanos se puedan beneficiar de las tecnologías de detección del envejecimiento y mitigarlo en gran medida.

A la vista de este escenario sobre el envejecimiento que se dibuja tan halagüeño, es necesario repensar el futuro de los mayores y darle la importancia que merece, tanto ya en el momento presente como para las generaciones que se vayan incorporando a este estadio vital, donde presumiblemente y de forma progresiva irán ampliando su tiempo de estancia en el planeta. Con estas previsiones, lo normal será que en breve lleguen a convivir simultáneamente padres de 120 años con hijos de 90, nietos de 60 y biznietos de 30.

Parece pues que no es racional ni prudente ignorar en lo que ya estamos metidos y en lo que se nos viene encima en plan positivo, porque la longevidad es un éxito de la sociedad y una oportunidad que permite a las personas disponer del mucho más tiempo para vivir y desarrollar diferentes vidas en una sola.

Así, temas como ese acto administrativo denominado jubilación, por el que se resuelve dejar prácticamente inactivas, desde un punto de vista funcional, a las personas llegada una edad concreta, tendrán que ser obligatoriamente revisados, pero no desde una óptica puramente profesional, como se viene haciendo en la actualidad, sino desde una concepción holística y vital. Se necesita ser más creativo en las propuestas para los mayores, de modo que se evite su ingreso en una especie de apartheid etario por el mero hecho de cumplir años. Por el contrario, hay que poner la mirada en la condición heterogénea de los individuos, así como en sus intereses diversos, de modo que les permita, a los que así lo deseen, seguir desarrollando las mismas o nuevas propuestas vitales en un contexto intergeneracional.

Si no se hace así, y pronto, pues obviamente hay urgencia, los viejos tendremos la sensación de que nos están robando el futuro y... ¡Faltaría más!.

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