Opinión

Fuera del tiesto

En todos los grupitos se distribuyen roles. Se ve que a Óscar Puente le ha tocado –o fue elegido para– ser una especie de animador underground del Consejo de Ministros, supongo que para tormento de su gabinete y gloria de los tuiteros. No es el Federico Trillo del Perejil ni anda poniendo los pies sobre la mesa en una cumbre internacional, aunque en cuestiones de diplomacia debiera atender a algún asesoramiento de su colega José Manuel Albares. Aludir al consumo de drogas –podemos convenir en que no hace falta usar el eufemismo “sustancias”– de un mandatario en un acto público puede quedar espléndido (y manido) en un monólogo de humor, pero hacerlo como ministro del Gobierno de España es un disparo –aquí sí voy al eufemismo– fuera del tiesto.

Puente puede desbarrar en privado lo que le plazca, faltaría más. Con Javier Milei, más allá de su histriónica puesta en escena política, lo hemos hecho todos, y no solo con los espontáneos y comunicativos espíritus de sus perros. Pero resulta que es el bizarro presidente de Argentina, un cargo que en absoluto le protege de la crítica pero por el que merece respeto. Máxime, por tratarse de un país en el que España tiene una cesta con muchos huevos. Y estamos en una fase en la que, mientras toda una industria negocia una hipoteca, no procede andar despotricando en paralelo contra el director del banco. Milei ha demostrado ya que es capaz de poner patas arriba a todo el sector pesquero, indispensable para el futuro de las empresas gallegas de productos del mar y, de paso, nuestra soberanía alimentaria. En FARO lo hemos contado y censurado sin tener que airear nuestras presuposiciones sobre lo que hace el presidente en su intimidad o con su salud. Como si nos importara. No sé si es que somos diplomáticos; responsables y educados, seguro.

No es rendir pleitesía, es ejercer la gracia del sentido común. Un “lo siento”, que este martes se le resistió a Óscar Puente al ser preguntado por sus declaraciones, habría sido trending topic, que de eso sí que sabe. Y todos contentos.

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