La pluralidad de educaciones (cada sociedad tiene la suya) se apoya en la unidad de la educación pensada en sí misma, se trata de encontrar el elemento común por el que las culturas diversas son, sin embargo, siempre cultura; pero es en el ámbito de las civilizaciones inspiradas por una religión universal donde la educación manifiesta, de lleno, su propia esencia: custodiar y trasmitir de manera prioritaria la naturaleza del ser humano, de ahí que el punto más importante, hoy, en la educación, sea la recuperación del sentido de la integralidad de la educación.

Últimamente se han hecho de uso corriente frases como "la educación es responsabilidad de la sociedad", o bien "la educación tiene una función social", y así sucesivamente, como si fuéramos los primeros en descubrir la relación entre educación y sociedad. Pero la realidad es bien diversa y las lecciones de la historia bien precisas: no hay sociedad sin educación porque no hay sociedad sin cultura, ya que toda sociedad para subsistir tiene necesidad de establecer su propia identidad y reconocer su propia utilidad, porque es necesario establecer la propia relación con el ambiente cultural, natural y humano que rodea a la sociedad y comprender su origen en relación con el origen del mundo.

Por eso la cultura implica transmisión y, por tanto, educación, porque a través de la educación se trasmite la identidad social en sus aspectos materiales y espirituales, ya que educar es hacer partícipes de la experiencia de la vida, así la sociedad es en sí misma educación en cuanto es y trasmite la conciencia del vivir juntos.