20 de marzo. La Residencia San Carlos registra el primer gran brote de los geriátricos de Galicia y pide “manos y ayuda” para dar asistencia a los residentes. Ese día, una usuaria de 93 años con patologías previa, es el primer fallecimiento certificado por coronavirus en la provincia por culpa del COVID.

La media de edad de las víctimas mortales es de 85,6 años

Desde entonces, el área sanitaria de la provincia registra 409 fallecimientos de los cuales el 56% son hombre y el 44% mujeres. Los datos son fríos, pero detrás de cada guarismo hay historias, dolor, sufrimiento, lágrimas y una pena que se arrastra en el peor de los casos desde hace un año. Cada número una persona. El virus se se ceba con una generación que llenó el país de riqueza cuando todavía estaba en recomposición. La media de edad de las víctimas mortales es de 85,6 años. Además, de afectar a los mayores de 70 de forma más letal, también hubo adultos que se marcharon sin que les tocara.

El grupo de edad más afectado fue la franja de edad de 80 a 89 años donde se registraron 183 decesos (44,7%)

La víctima más joven de la pandemia fue un hombre de 55 años y el más longevo de 103. Una pandemia que anula las pedidas de aquellos que eran, son y serán patrimonio inmaterial para una provincia que exhibe arrugas como sinónimo de vitalidad. El grupo de edad más afectado fue la franja de edad de 80 a 89 años donde se registraron 183 decesos (44,7%), seguidos de los mayores de 90 años que se contabilizaron 136 nombres y apellidos que formarán parte de la memoria de la sociedad ourensana (33,2%). Los abuelos y abuelas de entre 70 y 79 años fueron el tercer grupo más perjudicado, donde 67 de ellos, se marcharon sin despedirse. Por debajo de los 49 años en la provincia, no se registró ningún deceso.

Por concellos, Ourense lidera la lista negra (114) y Pereiro de Aguiar (41) le sigue de cerca por su vinculación con el geriátrico Os Gozos, donde murieron 40 usuarios, el más afectado de toda Galicia. Barbadás (22) también tiene en el geriátrico de Os Miragres su vinculación con el índice de letalidad. En total 68 municipios ourensanos registraron, al menos, un muerto en el año de pandemia que se cumplirá el 8 de marzo.  

Mapa de los muertos por municipios en la provincia. //Sergas

25 municipios no registran ningún deceso

El Macizo Central ourensano es uno de los lugares donde el COVID llegó tarde y dejó muertos a cuentagotas. Algunos de los concellos que lo forman no registran ningún fallecimiento y los contagios se cuentan por decenas solamente.

En total 25 municipios ourensanos no registraron ninguna muerte en lo que va de pandemia. Vilariño de Conso, Laza, Montederramo, Chandrexa de Queixa, Manzaneda o Pobra de Trives son los únicos del Macizo Central ourensano que no tuvieron ningún fallecimiento. El rural fue un refugio durante la primera ola, pero después la movilidad permitió una expansión que desencadenó rebrotes y despedidas. Además de los citados, tampoco registraron ningún deceso los municipios de Pontedeva, Beade, San Amaro, Punxín, Maside, Vilamarín, Quintela de Leirado, A Bola, Lobios, Nogueira, Xunqueira de Espadanedo, Parada de Sil, A Teixeira, Calvos de Randín, Os Blancos, Baltar, Cualedro, Vilamartín de Valdeorras y Carballeda de Valdeorras.

Son municipios que respiran aliviados por no despedir y perder a ninguno de sus vecinos, pero con la incertidumbre de que nadie está a salvo de un virus. La segunda y la tercera ola expandieron el virus por un rural que se atenazaba con el temor y el miedo a ser contagiados.