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Lara Graña: “El paternalismo del empresario hacia la mujer se diluye con periodismo incómodo”

“Lo peor que puede pasar tras esta crisis es adelgazar los medios de comunicación; somos más necesarios que nunca”, dice la redactora jefa de FARO DE VIGO en “As mulleres que opinan son perigosas”

Lara Graña durante la tertulia “Elas dirixen a información económica” en la Diputación Provincial. | // R.V. Rafa Vázquez

“La complacencia, el paternalismo con el que nos trataban los empresarios hombres cuando periodistas mujeres empezamos a hacer información económica, se fue diluyendo a medida que comenzamos a hacer un periodismo más incómodo; con la crisis de las dos caixas gallegas, con Lehman Brothers, con el conflicto de la industria de la leche en Lugo”, recordó la redactora jefa de FARO DE VIGO, Lara Graña, en la tertulia “Elas dirixen a información económica” del ciclo “As mulleres que opinan son perigosas” que organiza la Diputación de Pontevedra.

La responsable de la sección de Economía de FARO participó en esta charla con su homóloga de La Voz de Galicia, Mercedes Mora. Ambas periodistas económicas coincidieron en que la relación profesional con mujeres directivas de empresa siempre ha sido más fácil que con ellos. “Nunca he tenido un problema con una mujer empresaria como lo he tenido con un empresario hombre”, afirmó Graña, para quien, desde su experiencia, “el grado de suficiencia” con la que la han tratado los directivos varones solo comenzó a diluirse “cuando empiezas a hacer información incómoda”.

“Nunca he tenido un problema con una mujer empresaria como lo he tenido con un empresario hombre”

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La periodista especializada en economía recordó en la tertulia sus inicios en este campo, cuando al llegar a una empresa para hacer su trabajo “la gente pensaba que era una becaria, o que era la secretaria del director que iba a pedir algún patrocinio, o algún favor”, actitudes que, como coincidió en apuntar Mercedes Mora, no sufrían sus compañeros hombres, incluso teniendo una edad similar.

Respeto

El “paternalismo y la complacencia” que lamentó Graña empezó a virar en respeto al ocuparse de conflictos como el de Pescanova. Las informaciones poco amables sobre este caso, o sobre la fusión de las caixas, lograron que aquella “estirpe de directivos, siempre hombres”, que en ocasiones tenían “muy malos modos” hacía las mujeres periodistas, empezasen a verlas de otra forma.

“Las mujeres han tenido que trabajar muy duro para reivindicar una labor que no es menor que la de nuestros compañeros, para demostrar cada día que no somos más que nadie, pero tampoco menos que nadie”, apuntó la responsable de Economía de FARO.

“La gente pensaba que era una becaria, o que era la secretaria del director que iba a pedir algún patrocinio”

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Los avances que se han podido producir en este terreno se han logrado con mucho sacrificio personal y en este sentido Lara Graña recordó que con la crisis de Pescanova, que le tocó cubrir en las páginas de FARO DE VIGO “lo pasé muy mal personalmente; fue una etapa muy dura por culpa de quienes mandaban entonces en Pescanova, que eran precisamente hombres”.

Apuntó también el caso de la periodista del diario Expansión Abeta Chas, quien sufrió las consecuencias de cubrir el caso Pescanova en su familia. Su cónyuge fue despedido de la empresa en la que trabajaba, proveedora de Pescanova. “Ese tipo de cosas han pasado, pasan, y yo espero que dejen de pasar en el futuro”, añadió.

Teléfono pinchado

Por su trabajo de investigación en este asunto, Lara Graña llegó a tener su teléfono pinchado –recordó la periodista–, como también lo tuvo una compañera de FARO DE VIGO que cubre asuntos judiciales y sucesos, “porque en algunos casos el empresario se cree que la información es de su dominio”.

Las responsables de Economía de los diarios coincidieron, por otra parte, en que el “protagonismo absoluto”, de las cuestiones que les toca cubrir es casi siempre de los hombres, por estar mayoritariamente al frente del mundo económico.

“Las presiones que nos imprimen los hombres son infinitamente más graves y esto se suma al hecho de que son mayoría en el mundo de la empresa”, afirmó Graña.

En la charla “Elas dirixen a información económica” se abordó también el papel de los medios de comunicación ante la actual crisis del COVID y la recesión económica que le sucederá.

Un momento de la tertulia

En este ámbito, Lara Graña considera que “lo peor que nos puede pasar tras esta crisis es volver a adelgazar los medios de comunicación, al igual que en la anterior recesión”, porque “con una crisis de una magnitud y una duración en el tiempo como esta, con este empacho de deuda, somos más necesarios que nunca y lo vamos a ser más”, apuntó la periodista, quien lamentó que las empresas se encuentran en estos momento “en un bypass financiero” con unas consecuencias que aun están por llegar.

“Lo peor que nos puede pasar tras esta crisis es volver a adelgazar los medios de comunicación"

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La experta en economía también comparó los fondos europeos destinados a aminorar las consecuencias de esta crisis con “una especie de Plan E de Zapatero”, en la que “la fiscalización de los medios de comunicación va a ser imprescindible para todos; y el riesgo es que nosotros vayamos a ser de nuevo la pata débil de la crisis”, advirtió Graña.

Las mujeres sufren más estrés con el trabajo en casa

“El periodismo no es ajeno a la crisis del coronavirus”, como expone la presentación de esta jornada centrada en las mujeres periodistas con cargos de responsablidad. Con el confinamiento y con las restricciones derivadas de la crisis sanitaria actual, las tareas del hogar y los cuidados han vuelto a evidenciar las desigualdades existentes y el doble esfuerzo de las mujeres periodistas que ahora trabajan desde casa. Según un estudio de la Federación Internacional de Periodistas (IFJ Global), más de la mitad de las y de los periodistas en todo el mundo reconoce haber sufrido estrés y ansiedad por la crisis del COVID, un problema que recae especialmente en las mujeres: el 63% de las periodistas frente al 55% de los hombres periodistas. Además, con la crisis sanitaria la lucha feminista ha pasado a un segundo plano en la agenda social y mediática, según se expuso en el ciclo “As mulleres que opinan son perigosas”.

En el ámbito del trabajo y los cuidados familiares, la redactora jefa de FARO Lara Graña indicó que a los medios “nos falta ese análisis más cercano; en la prensa en general no damos la cabida que merece el grado de sacrificio en general que tiene que asumir una mujer en su puesto de trabajo”. Consideró, por otra parte, que “a los medios habitualmente se nos encarga una encomienda de tutela de la opinión pública en general, un grado de responsabilidad que me parece bastante injusto” por lo que la periodista reclamó también que “a nivel social tengamos conciencia crítica para darnos cuenta de que tenemos un problema, es una responsabilidad compartida”.

En “As mulleres que opinan son perigosas” se puso de relieve que el periodismo es un sector dirigido mayoritariamente por hombres y el de la opinión es un género en el que las mujeres llevan años peleando para ocupar su espacio en las tertulias, en los nuevos medios digitales y en las páginas de los periódicos.

La discriminación de ser convocadas a asuntos banales

Entre los muchos tipos de discriminación sufrida por las periodistas, las jefas de Economía de FARO DE VIGO y La Voz relataron que en ocasiones han sido invitadas a participar en debates “de menor importancia” junto a compañeros varones que ocuparían las mesas principales. Así, la redactora jefa de FARO Lara Graña narró en el ciclo “As mulleres que opinan son perigosas” que en una ocasión rechazó moderar una mesa redonda de instagramers, outfitters y similares, en unas jornadas sobre los retos de la industria textil gallega, en las que se organizaron debates de mayor calado. “Me negué a moderar aquella mesa redonda por la discriminación de no invitarme a las otras”, subrayó la especialista en Economía de FARO DE VIGO.

La periodista apuntó, por otra parte, que desde la crisis de 2012 los medios de comunicación “han tomado en conciencia la importancia de hacer una información económica rigurosa y didáctica, para que lo entienda mi abuela, como me decía un director”.

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