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Los gimnasios sacan músculo y encaran la crisis

Clientes en una de las salas deportivas de la ciudad. Gustavo Santos

Un grupo de atléticos hombres y mujeres levanta pesas frente al espejo, otros corren al ritmo de la música que sale de sus auriculares en las cintas de sprint, los más jóvenes charlan despreocupados en las bicicletas estáticas. Hay quien sigue con atención una serie a través del teléfono móvil mientras se ejercita en una máquina de step, tampoco faltan los séniors con chanclas y toalla en mano dirigiéndose a las piscinas. En el ambiente vuelven a mezclarse las canciones de las clases de aerobic con las voces de instructores y clientes que, poco a poco, recuperan la habitual banda sonora de cualquier gimnasio prepandemia.

Los gimnasios sacan músculo y encaran la crisis

Y es que el sector de los centros deportivos fue, sin lugar a dudas, uno de los más afectados por las restricciones sanitarias derivadas de la pandemia del coronavirus. El silencio y el miedo fueron durante algunos meses de 2020 dueños sin derecho de los gimnasios pontevedreses. Sin embargo, a día de hoy, aún con aforos limitados y estrictos protocolos de contingencia para evitar la propagación del virus, parece que la normalidad vuelve a las instalaciones deportivas y se asienta para quedarse definitivamente. Esa anhelada luz al final del túnel se torna, ahora, real.

“Poco a poco estamos recuperando la afluencia. La gente tiene muchas ganas de volver a su rutina de antes de la pandemia, mejorar su salud y estado físico a través del deporte”, confirma Alberto Iglesias, coordinador de sala del Gimnasio Budo. Del mismo modo, la responsable comercial del Centro Deportivo Municipal de Campolongo explica que “la gente ha notado mucho físicamente el parón del confinamiento, no solo a nivel psicológico, y por ello ahora se nota que vuelven con energía y ganas de recuperar el tiempo perdido”.

"Alivio"

De esta manera, y después de los sistemáticos cierres registrados desde abril de 2020 a marzo de 2021, el repunte en el número de socios es “un auténtico alivio” para los empresarios del sector que orientan ya sus esperanzas de plena reactivación “para finales de año o el primer trimestre de 2022”. Actualmente, el Gimnasio Budo cuenta aproximadamente con un total de 1.300 socios, que aún suponen unos 700 menos que antes de la pandemia. “La recuperación se nota, pero poco a poco. El mes de junio está alcanzando cifras máximas de inscripción desde el estallido de la pandemia, y eso es un gran indicador”, comenta Iglesias.

Desde el Centro Deportivo Municipal de Campolongo confirman la tendencia positiva. “Actualmente contamos con unos 3.000 o 4.000 socios. La diferencia es extrema si nos remitimos a las cifras de hasta 7.000 de antes del estallido del COVID-19, pero nos mostramos optimistas de cara a la recuperación, sobre todo porque ha regresado la clientela senior”.

Y es que uno de los grupos de edad que más se ausentó durante el pasado 2020 de los centros deportivos fue el de la población más madura. Sin embargo, las cuotas de socios séniors “ya se van recuperando gracias al avance de la vacunación y la consideración de las instalaciones deportivas como espacios seguros”.

Por otro lado, y al contrario de lo que se podría llegar a pensar ante las sistemáticas restricciones en las relaciones sociales, el perfil de usuario no ha cambiado a una actividad más individualizada. “La gente se sigue animando a tomar parte en las clases colectivas. Los reducidos aforos y las continuas ventilaciones de los espacios aportan seguridad a los usuarios”, detallan desde el centro de Campolongo.

“La gente se sigue animando a tomar parte en las clases colectivas. Los reducidos aforos y las continuas ventilaciones de los espacios aportan seguridad a los usuarios”,

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Una de las demandas globales del sector deportivo recae sobre la necesidad de considerar a los gimnasios o centros de fitness como agentes de salud, “por la misión preventiva que tiene el deporte en el desarrollo de diversas patologías”, comenta Alberto Iglesias. Asimismo, la representante del área deportiva de Campolongo considera “necesario un cambio de mentalidad en cuanto a lo que a instalaciones deportivas se refiere. Gracias al deporte los pacientes contagiados resistieron mucho más los efectos adversos del virus, eso es algo que está científicamente demostrado”.

Con la reclamada consideración de los gimnasios como agentes de salud, los negocios deportivos podrían incluirse en las futuras convocatorias de los fondos de recuperación, como, por ejemplo, los Next Generation de la Unión Europea, para que una parte de esta financiación que recibirá el sector del deporte vaya destinada, entre otras cuestiones, a la mejora y mantenimiento de las diferentes instalaciones deportivas. Alfonso Iglesias defiende esta posibilidad ya que considera que “los ingresos han bajado drásticamente y eso es una certeza, sin embargo en materia de ayudas vivimos en un limbo legal en el que no se nos contempla”.

“Los ingresos han bajado drásticamente y eso es una certeza, sin embargo en materia de ayudas vivimos en un limbo legal en el que no se nos contempla”.

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De igual manera, los empresarios reclaman al Gobierno medidas urgentes como el establecimiento de una deducción en la cuota del IRPF por los gastos en servicios deportivos, así como la reducción del IVA, del 21% al 10%. Esta última es una demanda histórica del sector que ahora más que nunca cobra especial relevancia, “pues se ha evidenciado que el deporte es un servicio esencial para la salud”.

Otras de las demandas que desde los gimnasios pontevedreses trasladan a las diferentes administraciones es “el aumento de los aforos en el interior de los locales”. Iglesias tacha de “ridículos” los porcentajes de un 30% en taquillas y un 50% en sala; pues “con los estrictos protocolos sanitarios que seguimos, la seguridad en la contingencia del virus está evidenciada”.

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