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El fiscal recela de la declaración de agentes de la Guardia Civil en el alijo del pesquero “New Polar”

Tras iniciar un interrogatorio de forma telemática requiere su presencia en el juicio en Pontevedra

Los procesados por un alijo de cocaína a bordo del pesquero de altura “New Polar”. | // RAFA VÁZQUEZ

El juicio contra seis acusados de transportar un alijo de 30 kilos de cocaína a bordo del pesquero de altura “New Polar”, que se celebra en la Audiencia Provincial de Pontevedra, dio un giro inesperado, cuando el fiscal, tras un largo interrogatorio por videollamada a uno de los guardias civiles que intervinieron en el caso, solicitó al Tribunal que se requiera la presencia de este agente, así como del que debía comparecer a continuación, también en remoto, para que declaren presencialmente hoy en Pontevedra. Lo hizo al sospechar de posibles contradicciones e incongruencias en las manifestaciones de este agente de la Unidad Central Operativa (UCO), a quien el fiscal recordó en algunos momentos de su declaración que se encontraba bajo la obligación legal de decir la verdad.

El presidente del tribunal, Xosé Barreiro, aceptó la solicitud del fiscal y citó a ambos agentes de la Guardia Civil para que comparezcan hoy de forma presencial en Pontevedra y seguir dando explicaciones sobre su investigación, ya en la sala. En este punto se suspendió la vista.

La sesión de ayer comenzó con la declaración del último de los seis acusados que se sientan en el banquillo, Adrián B. Este encausado respondió solo a preguntas de su abogado y negó cualquier vínculo con la supuesta organización criminal. Argumentó que en conversaciones telefónicas con otro implicado en el proceso se hablaba del arreglo de motocicletas y que sus encuentros con algunos de los procesados fueron fruto de la casualidad o de amistades en común.

Grabaciones

En cuanto a la declaración de un agente de la UCO, que se prolongó durante toda la mañana, sus manifestaciones se contrastaron con grabaciones captadas por otros implicados en este proceso, lo que suscitó la desconfianza del fiscal sobre lo que narraba el guardia civil.

En algún momento de las grabaciones expuestas en la sala de la Sección Segunda de la Audiencia, este agente se refería a uno de los procesados como “un amigo” y anunciaba pactos y conversaciones con la Fiscalía que nunca se produjeron, como el mismo agente reconocería ante el ministerio público.

Durante el interrogatorio del fiscal se reveló, entre otros episodios, que la pareja de este acusado, que actuaba como confidente de la Guardia Civil, ya alertó a los agentes en el año 2013 –a raíz de un asunto de violencia de género–, de que el hombre traía cocaína cuando regresaba de sus mareas de pesca. La detención de este individuo se produjo en 2019, a raíz de la operación por la que ahora se le juzga.

Otros de los asuntos que despertaron la desconfianza del fiscal fue el posible trato de favor y la relación de confianza que se aprecia en las conversaciones telefónicas grabadas y en los mensajes intercambiados con el procesado. El fiscal insistió en preguntar al funcionario de la UCO por qué los agentes pasaron tantas horas con el acusado antes de proceder a su detención y si después de hacerlo el individuo pasó la noche en los calabozos o si, por el contrario, compartió estancia con los propios agentes, antes de ser puesto a disposición judicial.

Ante estas preguntas el agente de la UCO recordó que se trataba de un confidente y argumentó que si en algún momento se produjeron conversaciones en las que se aprecia “cercanía” con el procesado fue para lograr su confianza y alcanzar el objetivo de encontrar los 30 kilos de cocaína que portaría el barco.

Un acusado alude a “mi trabajo como guardia civil”

El agente de la UCO que declaró ayer en relación al caso “New Polar” explicó que el acusado que actuaba como confidente de la Guardia Civil proporcionaba información sobre una organización de tráfico de drogas entre Uruguay y España y a preguntas del fiscal afirmó que nunca se dieron instrucciones al acusado para que participase en ningún hecho delictivo. “Si lo hiciese tendríamos que actuar contra él”, le indicaron. Este confidente aportó a la Guardia Civil los nombres de quienes integraban la estructura de la supuesta organización criminal, pero al mismo tiempo los agentes tenían la sospecha de que el propio colaborador podría estar vendiendo sustancias por su cuenta, motivo por el que en alguna ocasión también se le registró al llegar a España. “Nos tranquilizó que no llevase droga”, explicó el agente a preguntas del fiscal. En este episodio del registro se puso de relieve un mensaje de voz del confidente hacia los agentes de la UCO en tono de confianza. Otro de los comentarios llamativos en las conversaciones telefónicas entre el confidente y los agentes fue que el acusado por tráfico de drogas llegó a referirse a “mi trabajo como guardia civil”, definición que el funcionario de la UCO rechazó de forma tajante. Este agente apuntó que la Guardia Civil supo que el barco transportaba 30 kilos de cocaína “cuando nos lo dijo él; antes no lo sabíamos” e insistió en la idea de que el objetivo final de todas las conversaciones con este confidente era localizar la droga que iba a llegar a España.

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