Más de 200 jóvenes tutelados participan cada año en Pontevedra en el programa Mentor de emancipación

En la provincia hay tres viviendas destinadas a la inserción sociolaboral, una de ellas en la ciudad capitalina | “Nosotros los guiamos, orientamos y acompañamos en su día a día”, asegura una de las educadoras sociales

El director xeral de familia junto a una educadora social en una vivienda tutelada de Pontevedra.

El director xeral de familia junto a una educadora social en una vivienda tutelada de Pontevedra. / GUSTAVO SANTOS

Una media de 215 jóvenes de la provincia de Pontevedra se benefician cada año del programa Mentor de formación y emancipación de jóvenes tutelados a través de la Xunta de Galicia. Se trata de una iniciativa con la que se busca la inserción sociolaboral de personas de entre 16 y 21 años (en algunos casos incluso hasta los 25, si estudian) a través de un proyecto individualizado que les garantice una capacitación para la vida independiente, de modo que puedan ser plenamente autónomos. Son chavales que en su momento fueron apartados de sus familias, por diferentes motivos, y por tanto, protegidos por la Xunta. Algunos pasaron previamente por el centro Príncipe Felipe, familias de acogida...

En toda Galicia la participación anual en este programa de la Consellería de Política Social alcanza los 700 jóvenes.

Además del asesoramiento y el contacto con los sectores educativo y empresarial, para la búsqueda del primer empleo, el Mentor cuenta con viviendas tuteladas en las que se produce esa adaptación a la independencia. Son compartidas con otros jóvenes y en ellas cohabitan con trabajadores sociales, un pilar fundamental en todo el proceso. Precisamente, el director xeral de Familia, Infancia e Dinamización Demográfica, Jacobo Rey, visitó ayer en el centro urbano de Pontevedra uno de estos pisos, en el que actualmente viven cuatro jóvenes, aunque tiene capacidad para ocho.

“Estas viviendas tuteladas tienen personal de apoyo especializado las 24 horas del día. Los jóvenes entran y salen como un adolescente cualquiera, para ir a sus estudios, actividades o trabajo”, explica Rey en una entrevista con FARO, en la que añade que, además, existen las viviendas asistidas, en las que hay un personal de referencia, que hace un seguimiento, un control, pero que no está a todo el día completo, como en el caso de las tuteladas.

El director xeral de Familia y una educadora social en un piso tutelado en Pontevedra.   | // GUSTAVO SANTOS

La cocina, uno de los espacios comunes de la vivienda tutelada de la Boa Vila. / GUSTAVO SANTOS

En la provincia de Pontevedra hay tres viviendas: una tutelada en la ciudad capitalina y en Vigo, una tutelada y otra asistida. En el conjunto de la comunidad gallega son seis tuteladas y dos asistidas.

Tanto la participación en el Mentor como la opción de utilizar uno de estos pisos son, obviamente, voluntarias, ya que son personas mayores de 16 años tuteladas, ex tuteladas o en guardia que quieren incorporarse al mundo laboral.

“Muchos no necesitan el recurso de vivienda, pero sí ese apoyo sociolaboral. Para ello contamos con una red de empresas colaboradoras con las cuales es más fácil contactar para que les den una primera oportunidad. Incluso no necesitan que sea una jornada completa, ya que a veces compaginan el trabajo con los estudios por la mañana”, señala Jacobo Rey.

Se intenta que las chicas y chicos adquieran unas habilidades de cara al futuro en todos los sentidos. Así lo explica Verónica Allica, una de las seis educadoras sociales que trabajan mano a mano con ellos en Pontevedra. “Ellos y ellas cocinan, se encargan de la limpieza, de hacer la compra... Se encargan absolutamente de todo”, resume.

“Nosotros los guiamos, orientamos y acompañamos en su día a día, tanto en las tareas de casa como para acompañarlos fuera a cualquier trámite, al médico, al centro educativo... También nos dedicamos a la parte emocional, tan importante en la vida diaria”, en palabras de Allica.

Lo más cercano a un hogar: educadoras sociales en zapatillas de casa y compartiendo sofá para ver la tele

Una de las cuestiones que más llama la atención cuando se visita un piso tutelado es que las educadoras sociales que trabajan con los chavales se encuentran como en sus propias casas: en zapatillas. El director xeral de Familia, Infancia e Dinamización Demográfica, Jacobo Rey, destaca este detalle como muestra de que los pisos tutelados tienen como fin parecer, y funcionar, de la forma más parecida posible a un hogar tradicional, como el de cualquier familia, con sus horarios y normas.

“Siempre tenemos momentos distendidos, de ocio. Con ellos podemos ver la televisión, una película, una serie... Porque aquí también pueden recibir visitas, como cualquier persona en su casa”, apunta, por su parte, Verónica Allica, una de las seis educadoras de la vivienda tutelada de la Boa Vila, y una más en esta familia temporal. Y como los jóvenes entran con 16 años y se van con 21, terminan generándose lazos importantes que se mantienen en el tiempo.

“Son tres o cuatro años con ellos, hay un aprecio muy grande mutuo. Fomentamos ese vínculo y se sigue manteniendo el contacto en el futuro”, reconoce emocionada Allica.

25 años de esta iniciativa, que da el salto al rural

 El programa Mentor gallego ha cumplido sus bodas de plata, con 25 años de trabajo. Precisamente, su éxito ha llevado a que en 2022 se haya creado el Mentor rural, para promover la empleabilidad de estos jóvenes en concellos diferentes a los de las áreas urbanas. Así, se ha implantado ya en el sur de Lugo y el norte de Ourense, zonas con interesantes opciones laborales, lo que favorece también la revitalización de estas áreas geográficas y la igualdad de oportunidades en todo el territorio gallego.

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