¿Es imprescindible realizar cinco ingestas al día como habitualmente se aconseja? ¿Se puede hacer alguna pauta de ayuno intermitente sin que repercuta negativamente en la salud? Blanca García-Orea Haro, nutricionista clínica, conocida como @blancanutri en las redes sociales y considerada como una de las cien mejores influentes de 2020 según la revista “Forbes”, afirma que no hay por qué hacer cinco comidas al días, mientras que asegura que el ayuno intermitente no solo no es perjudicial, sino que es recomendable.

“Durante años nos han dicho que teníamos que desayunar, tomar algo a media mañana, comer, merendar y cenar de forma obligatoria. Pero hay mucha gente que no tiene hambre al mediodía o por la tarde y si come sin tener ganas al final solo se está metiendo una comida más. El ayuno intermitente tiene mucha relevancia porque cada vez que hacemos un ayuno de cuatro horas, nuestro intestino se limpia de los restos de la digestión anterior. Si estamos comiendo continuamente esa limpieza es complicada y bacterias que deberían ser eliminadas no lo son. Pero el ayuno intermitente no significa no comer. Un ayuno de 12 horas lo hacemos casi todos y no nos enteramos: cenamos a las nueve y desayunamos a las nueve”, explicó García-Orea en el Club FARO, donde ayer presentó su nuevo libro, “Dime qué comes y te diré qué bacterias tienes. El intestino, nuestro segundo celebro” (Grijalbo), un extenso recorrido por la microbiota (el conjunto de microorganismos que habitan en el cuerpo humano) en el que explica para qué sirve comer bien y los beneficios que aporta una alimentación sana de una forma veraz, accesible y actualizada con rigor científico.

Federico Mallo, catedrático de Fisiología y Endocrinología en la Universidad de Vigo (UVigo), fue el encargado de presentar esta charla-coloquio, que se celebró en el Auditorio del museo MARCO de Vigo.

García-Orea reconoció que actualmente se come mal y que, por tanto, la salud de la microbiota no es la mejor. “La microbiota supone entre uno y dos kilos de nuestro peso, por lo cual algo de importancia tiene. Es más, investigaciones recientes afirman que tenemos más ADN microbiótico que humano. Nosotros aportamos a la microbiota la casita (nuestro cuerpo) y el alimento, y ella la transforma en ácidos grasos de cadena corta, que al final va a ser energía para nosotros”, explica. Además, está involucrada en el funcionamiento del sistema inmune en su lucha contra los patógenos externos y evita que ciertas bacterias se conviertan en patógenas debido, precisamente, a una mala alimentación.

“El único momento en el que no tenemos microbiota es cuando estamos en el vientre materno. Desde el mismo parto, comenzamos a adquirirla: de nuestra madre, del hospital... y luego las seguimos adquiriendo de las personas, de las mascotas, en la oficina... Estamos rodeados de bacterias”, explicó.

En el libro, aborda también los principales trastornos alimentarios, como el estreñimiento y las intolerancias alimentarias. Según la nutricionista, el primer problema puede deberse no solo a un consumo bajo de agua y vegetales, sino también a un consumo deficiente de grasa, fundamental en una dieta sana y equilibrada.

“La grasa está muy demonizada, pero eliminar la grasa buena, como la que contienen el pescado azul, el aguacate, el aceite y las aceitunas, cuando queremos hacer una dieta es un error”, sentenció.

También las intolerancias están relacionadas a una alimentación no demasiado saludable y puso como ejemplo la intolerancia a la fructosa, que en muchos casos responde a un abuso de su consumo en productos donde va a añadida. Otras veces se debe a problemas intestinales y revierte cuando estos cesan.

“Hay una relación bidireccional entre intestino y cerebro”

A la hora de buscar un responsable de por qué no nos alimentamos bien, Blanca García-Orea no tiene ninguna duda al señalar a la comida procesada: “Estamos comiendo, además de poca fruta y verdura, fibra de verdad, comida muy procesada, con muy pocos nutrientes y con ella es con la que vamos a alimentar a nuestras bacterias”, explicó. Por ello, la nutricionista anima a elegir alimentos frescos y a no eliminar de la dieta ningún alimento. Ni siquiera cuando se se sigue una dieta con la finalidad de perder peso. La conocida nutricionista se refirió de nuevo a la grasa y en este sentido recordó que es fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. “El cerebro también es grasa y la necesita para funcionar”, advirtió. Además, recordó que intestino y cerebro están estrechamente vinculados. “Existe una relación bidireccional entre intestino y cerebro. Todo está conectado”, afirmó. También alertó de que un déficit en grasa también está relacionado con muchos problemas de salud y aquí el catedrático Federico Mallo explicó de una forma más detallada cómo afecta en el ciclo reproductivo femenino y en la fertilidad. Sin embargo, no todo está perdido en cuanto a la microbiota. “Si algo tiene es que es muy adaptable y la podemos recuperar”, afirmó la nutricionista. “Dime qué comes y te diré qué bacterias tienes” también demuestra que la falta de tiempo tampoco es una excusa para no alimentar a la microbiota como necesita. El libro contiene una colección de recetas de cocina tan fáciles como sabrosas, que demuestran que comer sano no significa no comer platos sabrosos. Además, como aliciente adicional, estas propuestas tienen la sencillez. No hay falta ser un hacha en la cocina para comer bien. Otro aspecto que trató fue el de las heces, algo muchas veces ignorado pero de tremenda importancia para testar la salud. Por ello, García-Orea. “Las heces también hablan de nosotros. Por ello, hay que tener en cuenta sus cambios”, afirmó la nutricionista, que también explica en el libro cómo leer las etiquetas de los alimentos, fundamental para hacer una compra realmente sana.