Leonor de Borbón, acompañada por los Reyes de España y la infanta Sofía, protagonizó ayer su tercer discurso en la ceremonia de los Premios Princesa de Asturias, que este año volvió a celebrarse en un remozado Teatro Campoamor de Oviedo que recuperó un aforo del 60% tras el azote del COVID-19.

Doña Sofía, la princesa Leonor, Felipe VI, la reina Letizia y la infanta Sofía, ayer. | // E.P.

En su alocución, la heredera de la Casa Real quiso destacar el papel de los jóvenes en estos tiempos complicados y subrayó que los premiados son “guía imprescindible para todos” al poner de relieve que “la cultura, la ciencia, la solidaridad son esenciales para la vida en común” y, en particular, agregó para las nuevas generaciones. La princesade Asturias invitó en su alocución a los jóvenes a “ser responsables” para pensar en un futuro más sostenible y responsable”.

El ganador del premio de la Concordia, el cocinero y empresario José Andrés, hizo especial énfasis durante su intervención en que la estabilidad y la paz en distintas partes del mundo dependerán de “que las familias tengan alimento en la mesa”.

“Podemos llevar estabilidad y paz a distintas partes del mundo, pero solo si primero nos aseguramos de que las familias tienen alimentos en la mesa”, indicó Andrés, para añadir que “el futuro depende de que el mundo se alimente mejor”. “Un mundo en el que la comida sea la solución, no el problema”, afirmó.

El cocinero asturiano se acordó de los afectados por la erupción volcánica de La Palma, además de otras tragedias humanitarias a lo largo del mundo. “La Humanidad, las personas sin voz y sin rostro, esas personas que parecen sombras en la niebla necesitan a personas que las cuiden. Necesitan a personas que las traten como personas. Esas personas no quieren nuestra limosna, quieren nuestro respeto y su dignidad. Y ese es el poder que tiene un plato de comida”, afirmó.

Por su parte, la periodista estadounidense Gloria Steinem, premio de Comunicación y Humanidades, dijo que”en muchas ocasiones”, el confinamiento por la pandemia del COVID-19 “liberó a las personas de las ataduras de los roles de género”.

“En mi país, más hombres confinados en su casa empezaron a conocer a sus propios hijos, lo cual fue algo bueno, y a descubrir lo que implicaba el cuidado de los niños a tiempo completo. Asimismo, pudieron comprobar lo cotidiano y orgánico que es el proceso educativo. En muchas ocasiones, esto liberó a las personas de las ataduras de los roles de género, que en realidad son bastante nuevos en la historia de la humanidad. En nuestros orígenes como especie migratoria, todos tenían que ocuparse y cuidar de los niños. El patriarcado creció cuando nos volvimos sedentarios”, apuntó la norteamericana.

El Rey Felipe dedicó gran parte de su discurso a celebrar la vuelta a la normalidad, pero llamó a los asistentes a no olvidar las lecciones aprendidas con la pandemia.

“Hemos regresado al Teatro Campoamor; a nuestro escenario de siempre con toda la ilusión de recuperar este espacio solemne”, afirmó.

Felipe VI insistió en que “hemos vivido en unas circunstancias que, hasta hace poco tiempo, eran desconocidas para todos. Los cambios que están afectando al mundo se están produciendo con una rapidez mucho mayor que la capacidad del ser humano para aceptarlos, comprenderlos y asimilarlos”, y “la crisis nos ha hecho ver una población fuerte”, sentenció, para añadir: “Es la esperanza la que nos mueve”.

El público brindó una de las ovaciones más sentidas a los científicos creadores de las distintas vacunas contra la COVID-19, protagonistas de la mejor obra en favor de la humanidad de los últimos tiempos. Con sus brazos entrelazados, los siete investigadores, de nombres anónimos y nacionalidades variadas, pusieron en pie al emblemático teatro en la ceremonia de la 41 edición de los Premios Princesa de Asturias.

“Nuestra gratitud es inmensa”, enfatizó Felipe VI para describir “el acontecimiento histórico” encarnado por la húngara Katalin Karikó, los estadounidense Drew Weissman y Philip Felgner; los turco-alemanes Ugur Sahin y Özlem Türeci; el canadiense Derrick Rossi y la británica Sarah Gilbert.

Karikó tomó la palabra en nombre de sus colegas feliz de saber que la vacuna ha sido “un gran alivio” para el planeta.

El galardón a los científicos coincidió con el renacer del Teatro Campoamor, símbolo de que la crisis sanitaria empieza a quedar atrás, después de que el pasado año la gala se celebrara en el Hotel Reconquista.

Otra de las grandes ovacionadas de la noche también resultó la deportista Teresa Perales, con 27 medallas en Juegos Paralímpicos, 37 en Campeonatos de Europa y 22 en Mundiales de natación.