Investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) han logrado desentrañar el lenguaje sonoro de las arañas, desarrollando composiciones musicales a partir de las vibraciones generadas por las telarañas. Según los especialistas, el estudio podría sentar las bases para un nuevo método de comunicación entre especies, entre otras aplicaciones.

Las telarañas son como cuerdas vibrantes: las arañas las necesitan para comunicarse y entender el mundo que las rodea. Al no disponer de una visión muy precisa, utilizan esas vibraciones para entablar diálogos con otras arañas, llevar adelante el cortejo o enterarse cuando una mosca ha caído en sus redes. Las cuerdas que componen las telarañas generan vibraciones con diversas frecuencias y sonidos.

Un nuevo estudio científico presentado en una reciente reunión de la American Chemical Society, ACS Spring 2021, ha profundizado en ese lenguaje musical de las arañas, haciéndolo comprensible para el ser humano e incorporándolo a una aplicación web que permite crear composiciones musicales a partir de las vibraciones producidas por las telarañas.

Además de su utilización lúdica y artística, la innovación podría permitir acceder a nuevos conocimientos sobre la comunicación entre distintas especies y el desarrollo de diseños tridimensionales. De acuerdo a una nota de prensa, las múltiples vibraciones producidas por los movimientos de las telarañas producen un conjunto de frecuencias que componen un verdadero lenguaje, con sus propios códigos comunicacionales.

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Una música y un lenguaje

Los científicos comenzaron su trabajo buscando nuevas formas de extraer ritmos y melodías de origen no humano a partir de materiales naturales, como por ejemplo telarañas, dentro de un esfuerzo de investigación en torno a la música y el sonido. Al mismo tiempo, esperaban obtener nuevos conocimientos sobre la arquitectura 3D y el diseño tridimensional en general.

A partir de estos objetivos, los investigadores escanearon una telaraña natural con un láser para capturar secciones transversales en 2D. Posteriormente emplearon algoritmos informáticos para reconstruir la telaraña en formato 3D y presentarla mediante una aplicación web. El equipo asignó diferentes frecuencias de sonido a las cuerdas, tal como ocurre en las telarañas en la naturaleza.

Dichas frecuencias les permitieron crear «notas» que combinaron en diversos patrones, generando melodías mediante la aplicación web. Posteriormente, desarrollaron un instrumento parecido a un arpa integrado a la misma aplicación informática, con el cual reprodujeron la «música» de la telaraña en distintas presentaciones en vivo en todo el mundo. El estudio original fue publicado en la revista Journal of the Royal Society Interface.

Comunicación real

También concretaron un dispositivo de realidad virtual que permite «ingresar» al entorno visual y sonoro de la aplicación web que reproduce el diseño de las telarañas. De esta forma, quien participa de la experiencia inmersiva puede vivenciar en forma directa el mundo de las arañas, escuchando y viendo la realidad tal como ellas lo hacen.

Según Markus Buehler, autor principal del estudio, «al escucharlo y verlo al mismo tiempo, realmente se puede comenzar a comprender el entorno en el que vive la araña. Es intrigante, porque los oídos detectan características estructurales que no son fáciles de reconocer. Es como un nuevo mundo para nosotros», indicó.

Ahora, los científicos están intentando generar señales sintéticas para «hablar» básicamente el idioma de las arañas. Buscan comprobar si modificando las frecuencias y sonidos producidos por las vibraciones de las telarañas es posible cambiar el comportamiento de los arácnidos, logrando de esta manera una comunicación real entre especies.

Referencia

Imaging and analysis of a three-dimensional spider web architecture. Isabelle Su, Zhao Qin, Tomás Saraceno, Adrian Krell, Roland Mühlethaler, Ally Bisshop and Markus J. Buehler. Journal of the Royal Society Interface (2018).DOI:https://doi.org/10.1098/rsif.2018.0193

Foto:

Imágenes transversales de una telaraña, aquí mostradas en diferentes colores, se combinaron en esta imagen 3D y se tradujeron a música, en función de las vibraciones y las frecuencias generadas. Crédito: Isabelle Su y Markus Buehler.