Empieza a tocarme los cojones La Sexta. Lo digo así de rotundo por si no me explico bien. Creo que dicho así no hay duda. La Sexta lleva tiempo despistándome, pero hace unas semanas se ha desmadrado. Es un delirio, un frenesí, una barbaridad, una cosa loca. Lo contrario de lo que uno espera de La Sexta.

Opino como un señor del que no retuve el nombre que escribía en Twitter que La Sexta se está convirtiendo en una tele de mierda, no en el sentido en que uno dice que Telecinco es una televisión de mierda, no, La Sexta es una televisión de mierda porque lo ha hecho tan poco a poco que hay quien aún no se ha dado cuenta de que se ha convertido en una plataforma de chusma ideológica que uno no creía que pudiera pasar.

Se ha convertido en altavoz de gente que ampara su añoranza dictatorial en la Fundación Francisco Franco. No hay pantalla en la que asome tanto como en diversos programas de La Sexta Juan Chicharro, un cavernícola que lanza su discurso en Liarla Pardo, en 'Más vale tarde', o en 'Equipo de investigación'. Sigamos. En La Sexta se cobijan Marhuenda e Inda, ese tipo sin escrúpulos que representa el peor periodismo, el periodismo de esputo y bilis, la información amañada con un cinismo apabullante y deshonesto.

¿Alguien da más? Si siguen La Sexta habrán comprobado que es raro ponerte frente a su programación sin que aparezca la jeta del mesías Santiago Abascal y sus acólitos lanzando mensajes que aterran, dichos con una normalidad aún más aterradora. ¿Me has traído a este programa para hundirme o para sacarme a relucir, le decía Paca Carmona a Lauren Postigo, los 'Martes y Trece'? Pues eso. La Sexta, ¿al servicio de la extrema derecha, o qué?