Espero que los espectadores sepan perdonar que no hayamos empezado en Cataluña, dijo entre risas a unos cuantos periodistas el periodista Fernando González, Gonzo, que el domingo se estrenó en la nueva etapa de Salvados, el clásico de Jordi Évole y La Sexta.

Pues no, Gonzo, no sólo estás, estáis perdonados, sino que se agradece la no insistencia en "el tema catalán", que vaya vaya. A lo que voy. Gonzo dejó El intermedio - su familia, también ha dicho más de una vez- después de nueve años para embarcarse en la aventura de sustituir nada menos que a Jordi al frente de Salvados siendo, como parecía ser, que Évole no sólo era la cara visible de Salvados sino Salvados. Pero la entrega del estreno de Gonzo dejó algo claro, y es que Salvados es un buen formato y Gonzo el buen periodista que ya sabíamos.

No siempre es así. Hay casos en los que el formato da igual porque si lo presenta alguien como Samanta Villar lo estropea, seguro. No es el caso del regreso de Salvados con Gonzo como presentador y un asunto tan delicado como el del acoso sexual en el trabajo, que no, que además de actrices de renombre hay miles y miles de mujeres que tienen que aguantar a jefes babosos y compañeros sinvergüenzas que se creen dueños de sus colegas o, peor aún, que banalizan ese atropello tan humillante y doloroso y lo tildan "como bromas".

En la entrega que comentamos habló Gonzo con algunas mujeres que dieron la cara contando, y reviviendo de nuevo, su calvario, y lo hicieron para animar a esas otras mujeres que, quizá a nuestro lado, sufran lo mismo. Gonzo se salvó, pasó con matrícula la prueba, y los espectadores, con él.