Vamos a ver. Si de lo que se trata es de pasar el rato ante la televisión zapeando con imágenes llamativas, con fragmentos que no pasen de los veinte segundos, y en la que no falten curiosidades animales, accidentes de tráfico y todo lo que aportan las incidencias climatológicas, hemos de reconocer que quien encontró la piedra filosofal antes que nadie fue Alfonso Arús.

Tvemos funciona como un tiro. El remix de impactos televisivos presentado por Elisa Mouliaá ha duplicado los datos conseguidos por Hora punta y Lo siguiente. Con un presupuesto infinitamente menor. Con menos mareos de cabeza por parte de los directivos de la casa; no digamos del departamento de producción. Lo que quiero decir es que si de lo que se trata es de hacer una televisión amable, picadita, trufada de imágenes resultonas, una televisión de la que cualquier espectador puede entrar y salir sabiendo que no se ha perdido nada importante, pero que mientras la sintonice tampoco se va a aburrir con ella, que instalen la fórmula Arús, y santas pascuas.

La fórmula Arús podría funcionar incluso en la franja más competitiva. Allá donde se juegan los principales datos de la jornada. Testada durante más de 3.000 programas a la hora de la merienda-cena en territorio barcelonés, basta con hacer una buena selección de imágenes y sentar alrededor de la mesa a un puñado de buenos amigos con ganas de cháchara (es imprescindible que uno sea meteorólogo) para conseguir un programa amable que se puede prolongar las horas que hagan falta.

Tvemos, como Arusitys, es la constatación de que el zapeo funciona. Si un programa facilita el zapeo al espectador, seleccionando de aquí y allá, éste lo agradece. Porque la tele del siglo XXI, cada vez más, es una tele de picoteo.