Telecinco, de nuevo, está en todo. Te pone la tentación -10 tíos, 10 tías que no son tu pareja-, y te pone el paraíso, que focaliza en Villa Playa y Villa Montaña, dos lujosas mansiones en República Dominicana donde se alojaron para ver si al ver al otro, a la otra, que no es el suyo o la suya, la relación salta por los aires y se encaman con "el otro o la otra", todo muy Telecinco.

Es decir, usted tiene una relación guay o nefasta con su amor, pero como la vida loca es así, la vida del espectáculo exige mucho esfuerzo, vas y le dices a tu amor, oyes, ¿y si nos vamos a una isla, dejamos de vernos unas semanas, entras en contacto con tíos y tías de almanaque, te dejas sobar o no, te dejas camelar o no, incluso te metes en la cama o no, y a ver qué pasa?

Si vences la tentación, lo nuestro va en serio. Si caes en ella, que te den. Es 'La isla de las tentaciones', es lo más cercano al gilipollas integral que juega con fuego. 'La isla de las tentaciones' es un programa de una perversión magistral. Todo está diseñado para que salten las costuras de la relación, o al menos para pasar unos malos ratos del copón, y sin necesidad.

Presenta la cosa la cantante Mónica Naranjo, que también festonea con sus gritos parte de la banda sonora. Ella, en modo señora, en vez de hacer de alcahueta, de junta corazones, lo que viene siendo la Celestina de toda la vida, es una bruja mala que pone las condiciones -casa, piscinita, tumbonas, césped, arena blanca, cocoteros, bebidas, música, comentarios, observaciones- para que el amor salte en pedazos y las relaciones se vayan a la mierda.

Telecinco, digo, está en todo. Carlos Sobera recibe con palabritas del niño Jesús y con la ceja levantada a los comensales de 'First dates' por ver si además de comer se comen a besos y se hacen pareja.

'La isla de las tentaciones', en el otro lado del mundo, en la cara oculta de la luna, trabaja para todo lo contrario, trabaja para que salten las costuras, para que los celos incendien la relación, para que nadie crea que las cosas son para toda la vida, vamos, para mandar a tomar por culo una pareja.

Sandra Barneda, que también tiene vela en este entierro, se encarga de los debates del programa -qué sería de estos estercoleros si no hubiera debates, encontronazos, gritos, lloros, insultos-, ella, digo, como en su día Mercedes Milá con su experimento de 'Gran Hermano', lo que desea es "abrir un debate social sobre el amor". Enternecedor. Sobre todo viendo a las lagartas y a los chonis elegidos. Vamos con ellas y ellos.

Pirotecnia programada

Como suele pasar en las primeras entregas de estos concursos, es decir, plataformas de lanzamiento de buscadores de fama, de tocarse el tocomocho de plató en plató, de ir adquiriendo la categoría de eminentes prescindibles, de conocidos mediocres, hay un tiempo dedicado a presentar a los participantes.

La noche del estreno, con las parejas a un lado y con "las tentaciones" al otro, tentaciones que estaban a oscuras para potenciar el efecto sorpresa hasta que se hizo la luz y un ohh invadió Villa Playa, estuve a punto de echar la pota escuchando las majaderías de unos y de otras. Una tal Katerina camina hacia el punto G del foco de cámara para decir, casi entre lametones, que es modelo rusa y que "mi cara ha salido en todas las revistas del mundo".

Un tal Julián dice tener 25 años, ser el empresario más conocido de Valencia, y que a pesar "de tener esta fachada irresistible, tengo un corazoncito con muchas ganas de enamorarse y convertir el Caribe en mi paraíso" y, como los toreros o las folclóricas, que viene a ser lo mismo, guiña un ojo al girarse, sin duda satisfecho por su ocurrencia.

Otro es Joy, que señalando sus trabajados bíceps, dice ser "el toro de Paraguay". Pero el que más me mató por lo trabajado de su presentación es un tal Lewis, 25 años, de Tenerife, surfero. ¿Alguna se quiere subir en mi tabla? Y mirando al respetable en un silencio dramático, callose y largose con andares de potro. Las parejas enmudecieron. Yo, por poco muero con el ataque de risa.

Además de Katerina en el apartado de jacas en exhibición está una tal Andreína, con las tetas a la altura de las amígdalas, que asegura que su chico ideal es, "por supuesto, uno que me atraiga en lo físico, pero sobre todo en lo intelectual". Con un par. ¿Ha dicho intelectual? Creo que es suficiente.

Lo cierto es que con este material pirotécnico tanto las tentaciones con chichi como las tentaciones con rabo, todas hervidas a fuego lento bajo parámetros intelectuales, se encargarán de dinamitar la pareja que, insisto, para qué cojones ha ido a la puta isla.

Un último apunte. Para afinar más en el sentido intelectual que tanto adora Andreína, la mayoría de participantes, sean parejas o tentaciones, provienen de ediciones pasadas de 'Gran Hermano', de 'First dates' o, por dios no digas más, de 'Mujeres y hombres y viceversa'.

Supervivienta

Son, para resumir, profesionales del submundo. Así es que cuando la médium del mal, la tonta útil del sarao, doña Mónica Naranjo, se pone intensa y asegura que todo lo que pasa en la isla es de verdad, se me descuelga la carne, y sé que tentaciones como estos programas basura no me tientan lo más mínimo, ni siquiera para reírme, única manera de ver a estos sujetos con ansia de cutre fama.

En la entrega de esta semana en Cuatro las costuras de las relaciones ya han saltado por los aires, tal como estaba previsto en el guion gracias a los montadores del equipo que seleccionan escenas con que chinchar el corazón de la pareja.

La que me ha decepcionadoha sido la expresidenta mangui de Madrid, doña Cristina Cifuentes. Mira, Cristina, con cariño te lo digo, no entiendo tu rechazo a ir a 'Supervivientes'. Si te sientas frente a Jorge Javier y te haces un 'Sábado Deluxe', a la mierda el orgullo, húndete en la tentación, tírate del helicóptero y conviértete en la Pantoja de la política.

Lo dicho, 'La isla de las tentaciones', para quien tenga la tentación de creer que los paraísos no pueden ser artificiales, y lo son, vaya si lo son. A la propia Mónica Naranjo le pusieron la tentación y cayó en el fango y la niebla.