La serie 'Fariña', que retrata la historia del narcotráfico en las Rías Baixas desde el contrabando de tabaco a la introducción de hachís y cocaína por las costas gallegas, ha cerrado su primera temporada entre un consenso casi unánime acerca de su calidad como producto televisivo.

La serie, es sabido, está basada en el libro homónimo del periodista Nacho Carretero, un trabajo periodístico sobre la gestación y desarrollo del narco en Galicia. Aunque en algunos lugares se refieran a la obra de Carretero como "historia novelada" no lo es, es un trabajo de estricta no ficción -por usar la terminología anglosajona-, sin menoscabo de que en algunos puntos concretos lo contado difiera de otras fuentes.

En todo caso, uno de los pilares del éxito de la serie de Bambú Producciones para Antena 3 está en su realismo y en su capacidad para trasladar al espectador a la ría de Arousa de los 80, una apuesta muy alejada de la estética blanca de otros trabajos anteriores de la productora gallega. Pero eso no quiere decir que todo lo contado en estos diez capítulos ocurriese en la realidad: los creadores se han tomado numerosas licencias para redondear su relato y potenciar ciertos personajes. Repasamos aquí siete diferencias entre la ficción televisiva y los hechos documentados. (Atención, a partir de aquí se revelan elementos fundamentales de la trama).

1. La procesión del Carmen y la fianza humana

La propia estructura temporal de la serie -cada capítulo está ambientado en un año- impone que muchos de los acontecimientos se adelanten, en comparación con la secuencia cronológica real. En el segundo episodio, correspondiente a 1982, los guionistas tomaron una anécdota real y la adaptaron a sus necesidades narrativas.

En efecto, un año antes, los capos del contrabando consiguieron que el cura retrasase un día la procesión del Carmen para poder ejecutar una importante descarga que se había quedado en el limbo por días de temporal, como en la serie. Pero de aquella lo que había que meter en la ría era tabaco, no cocaína, que aún no había empezado a entrar. La primera vez que Sito Miñanco introdujo 'fariña' en la ría no fue tan épica como se cuenta en la ficción, al menos que se sepa.

Tampoco hay constancia de que la fianza humana de Sito Miñanco -en la ficción su socio Roque, alter ego de Ramiro Martínez- en su primer trato con los capos latinoamericanos de la droga viviese la situación límite descrita. Sí es cierto que los cárteles exigían ese método de garantía y que no se lo tomaban a broma: en 1995, un socio del clan de 'O Can' fue a Colombia como fianza, la descarga no llegó a realizarse y de ese hombre las fuerzas de seguridad no han vuelto a saber nada.

2. La huida a Portugal y la reunión con Albor

Cuando a finales de 1983 se preparaba la primera gran operación judicial contra el contrabando de tabaco, varios de los grandes capos arousanos huyeron a Portugal. Eso aparece reflejado en la 'Fariña' televisiva, pero no exactamente como ocurrió. En esa huida lusa no estuvieron ni Manuel Charlín, el patriarca del clan familiar, ni Laureano Oubiña. En la serie, la presencia de ambos en el país vecino permite que su hija Pilar y su esposa Esther Lago, respectivamente, tomen las riendas del negocio, realzando dos personajes femeninos de gran atractivo. Pero lo cierto es que ellos no huyeron porque no estaban incluidos en el sumario -sí otros como Marcial Dorado, del que hablaremos luego-, lo que extendió su aura de intocables.

Durante la huida en Portugal se dio uno de los episodios más controvertidos de la historia política de Galicia: el encuentro de los contrabandistas fugados con el entonces presidente de la Xunta, Gerardo Fernández Albor. En la ficción -a fin de reflejar los demostrados vínculos de los capos con Alianza Popular- se plasma una negociación en la que Albor les pide que se entreguen a cambio de inmunidad casi total. El exmandatario siempre ha negado esa versión y ha sostenido que el encuentro fue casual, que los atendió por cortesía apenas unos minutos y no movió un dedo por ellos.

3. El accidente del hijo de Charlín

No hay constancia de que Manolito Charlín -en la serie Paquito- sufriese el gravísimo accidente de tráfico que casi le cuesta la vida en el capítulo seis. En ese episodio de 'Fariña' se busca reflejar los estragos que la coca está empezando a causar en la juventud gallega y se elige encarnarlo en la propia piel de uno de los narcos. En la realidad no sucedió, que se sepa, tal cosa. Sí murió en siniestro viario después de una noche de juerga como la contada en la serie el piloto de un barco que justo había vuelto de Colombia después de completar con éxito una descarga.

4. 'Los Charlines' no engañaron a los colombianos

De acuerdo con el libro de Carretero, las organizaciones más importantes (la de Sito Miñanco o la de 'los Charlines') eran de fiar y nunca se la jugaron a los cárteles colombianos, a diferencia de que ocurre en la serie: una embarcación pierde por un temporal parte de la carga, Manuel Charlín le cuenta al capo colombiano que toda la coca se fue al fondo del mar y la que se salvó la venden por su cuenta. La sugerencia de la treta parte del abogado Ventura, trasunto en la ficción del extremeño Pablo Vioque, figura clave en la historia del narcotráfico gallego.

Pero fue, supuestamente, Vioque el que en la realidad protagonizó un episodio similar al contado en la serie. Como en la ficción, los narcos colombianos vieron en la televisión sus fardos de droga decomisados en una operación de la Guardia Civil y descubrieron el engaño. El asunto acabó de forma mucho más violenta que en la serie: con una bala en el ojo de unos de los colaboradores de Vioque.

5. La ausencia de Marcial Dorado

En la serie 'Fariña' varios de los principales protagonistas son auténticos y conservan su nombre ('Sito Miñanco', Laureano Oubiña o Baltasar Garzón); a otros se les han variado -en distintas intensidades- los apelativos (los hijos de Charlín o el narco Falcón, en la serie Colón); otros son directamente inventados. Otra categoría es la de los que faltan, y ahí la ausencia más llamativa en el lado de los traficantes es la de Marcial Dorado. Pese a que en libro de Carretero se considera que su organización estaba entre las más poderosas y a él lo describe como uno de los capos más inteligentes y hábiles, 'Marcial de la Isla', que hace cinco años ocupó titulares por su antigua amistad con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, tras publicarse en El País unas fotos juntos, no aparece retratado en la ficción de Bambú para Antena 3.

6. Sito no fue nombrado hijo predilecto de Cambados

Además de la citada relación entre los contrabandistas y la derecha gallega, la serie dibuja la preocupación de 'Sito Miñanco' por gozar de reconocimiento social en su pueblo, un hecho cierto. De ahí, por ejemplo, que pagase la atención médica de algunos de sus convecinos y que invirtiese millones en el Club Juventud Cambados. Pero nunca fue nombrado hijo predilecto de Cambados como se narra en la serie. En este caso la inexacta anécdota también aparece en el libro de Nacho Carretero.

Lo que sucedió en realidad es que, en 1989, tras el meteórico ascenso del equipo presidido por Miñanco a Segunda División B el Concello de Cambados ofreció una recepción oficial al plantel de jugadores, técnicos y directivos como reconocimiento a su éxito. "Durante el acto, el alcalde entregó una placa conmemorativa de este hito histórico al club, el cual decidió que lo recogiera su presidente", de acuerdo con la explicación de la corporación. Por cierto, en ese acto tampoco estuvieron protestando las 'madres de la droga', que en la escena de la serie irrumpen en medio del pleno.

7. Los comienzos de las 'madres contra la droga'

Cuando en la trama de 'Fariña' irrumpe la movilización de las madres de jóvenes adictos que se alzaron contra los todopoderosos clanes, se advierte una cercanía entre ellas y (algunos) miembros de las fuerzas de seguridad. Pero tras la emisión de ese capítulo, la presidenta de Érguete, Carmen Avendaño, manifestó en FARO DE VIGO su disconformidad con lo narrado. "No me gustó porque habla de una complicidad policial y social que realmente en aquel momento no era así al principio, poco a poco se fue produciendo. En el tema de la droga se culpaba solo a los toxicómanos en un inicio, ellos eran los que robaban y no se buscaban los porqués en aquel momento", destaca la viguesa, que fue una de las fundadoras del colectivo de madres y padres contra la droga.