A Rodrigo Sorogoyen le gusta abordar temas incómodos. Sus películas están cargadas de ambigüedad moral, de relaciones tóxicas y personajes turbios. Él mismo lo reconoce: "Si hay algo que el sistema cuestiona, es objeto de mi interés". En las primeras versiones del guion de 'Que Dios nos perdone', el personaje de Roberto Álamo iba a ser un policía antidisturbios, y esa espinita se le quedó grabada a la espera de poder abordar el tema de una forma más específica y compleja.

De ahí surge 'Antidisturbios', ficción televisiva para Movistar+ coescrita junto a su colaboradora habitual, Isabel Peña, que a lo largo de seis episodios no solo introduce al espectador en el interior de un furgón policial, sino que también se encarga de explorar cómo la violencia afecta a la vida de los protagonistas y de qué manera son capaces de separar su trabajo de la esfera privada.

El germen del 15-M

"Creo que fue a partir de las escenas que empezaron a circular por Youtube durante el 15-M y las cargas policiales violentísimas que se produjeron cuando empezamos a obsesionarnos con el tema. Eso nos llevó a reflexionar sobre ese cuerpo de una manera similar a la de los políticos corruptos en 'El reino'. Después llegaron las manifestaciones en Catalunya, las grabaciones de los desahucios y los antidisturbios se convirtieron en un símbolo de represión y en un colectivo odiado", cuenta Sorogoyen.

El primer episodio introduce al espectador, precisamente, en un impactante desahucio en una corrala de Madrid que terminará en tragedia. Una set-pièce realmente angustiosa, perfecta en su ejecución, repleta de tensión visceral. "Vimos muchos vídeos de gente que los grababa desde dentro y sufríamos mucho porque son imágenes muy duras y desoladoras. Pero quisimos contarlo desde el otro lado, asesorándonos bien sobre qué decisiones se tomaban en cada momento cuando las cosas comienzan a ponerse feas".

Una protagonista mujer

En la serie convive el retrato de individual y colectivo de un grupo de seis policías de esa unidad específica (encarnados por unos estupendos y muy cohesionados Hovik Keuchkerian, Raúl Arévalo, Roberto Álamo, Álex García, Raúl Prieto y Patrick Criado), sus dinámicas cargadas de testosterona y los respectivos problemas a los que tienen que hacer frente cuando se quitan sus armaduras. Pero hay varias capas más dentro de la serie. En realidad, la verdadera protagonista es una mujer, Laia (Vicky Luengo), que pertenece a asuntos internos y que se encargará de investigar una posible negligencia en una de las operaciones.

"Tenía que ser una mujer la que se opusiera y enfrentara a ese mundo masculino", continúa Sorogoyen. "Al principio parece que sea un personaje secundario, y a medida que avancen los capítulos se convertirá en la verdadera protagonista. Será ella la que se encargue de esclarecer el caso, y cuando empiece a rascar, irá sumergiéndose en las cloacas del poder".

Las altas esferas

Y ahí es donde encontramos la última capa por encima de todas las demás, la de los poderes fácticos, la corrupción, las tramas de especulación o la justicia social. Isabel Peña cree que con esta serie han podido seguir ahondando en algunas ideas que ya estaban presentes en 'El reino', pero esta vez de forma implícita y más escurridiza. "En realidad, los antidisturbios son una herramienta del Estado y por eso partimos de ellos para llegar a esas altas esferas que son las que manejan los hilos".

Sorogoyen sabía que los espectadores iban a enfrentarse a la serie con unos prejuicios muy fuertes desde el principio. Por eso decidió que en el primer capítulo el punto de vista recayera en el grupo de antidisturbios y, por tanto, que el espectador se convirtiera en uno de ellos. Por eso utiliza un estilo visual muy físico, con cámara en mano y acercándose muchísimo a los rostros de los personajes, y con lentes de gran angular. "Quería que el público se pusiera en su piel, que recibiera órdenes, que pegara hostias. Pero poco a poco, la mecánica irá cambiando y los veremos desde lejos. Es entonces cuando toca opinar, no antes".