Un anillo, arras, fotos y cava. Fue lo que se encontró Tamara dentro de un cofre bajo la Ría de Aldán. Ella pensaba que su bautismo submarinista era una actividad que le había tocado en suerte, pero se llevó una gran sorpresa. Su novio Adrián lo había preparado todo. Quería pedirle que se casara con él de una manera original, y así lo hizo. Con caballitos de mar y el resto de seres marinos como testigos, el ferrolano hincó la rodilla en el fondo del mar ¿Qué habrá respondido ella?
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