La visita del Automanía Luceros al Lirón Teucro el sábado acabó con una derrota, pero, sobre todo, con el profundo malestar del técnico del cuadro cangués, que volvió a denunciar el estado de la rampa de acceso a la pista en el pabellón de Pontevedra, excesiva a su juicio y que no cumple los requisitos para ser homologada. Adrián Méndez se desplazó con un equipo técnico en el que había dos delegados con movilidad reducida –Marcos Castro, en silla de ruedas, y Narciso Blanco, con muletas por una operación– que tuvieron que lidiar con una instalación lejos de ser fácilmente accesible.