NELI PILLADO | GONDOMAR

"Muy nerviosa" ante las expectativas puestas en la recuperación de la Fiesta de la Rosquilla se mostraba ayer Rosa Álvarez en el obrador de su empresa, Rosquillas Cristaleiro, una institución en Gondomar. Ella es, sin duda, el alma máter de la celebración desde la primera edición, en 1992 hasta la última, en 2006. Se empeñó en organizarla para "llevar el nombre de Gondomar por toda Galicia" y promocionar uno de sus productos estrella. Una tarea que ha conseguido con creces a lo largo de su medio siglo dedicada a la elaboración tradicional de rosquillas, con dos variedades básicas, las blancas y las hojaldradas, que "no llevan más que agua, harina, margarina y azúcar. Nada de glucosa ni productos químicos, todo natural", avisa.

Heredó las recetas de sus padres. Y ellos de los suyos... y así hasta cinco generaciones que se han sucedido ya en la empresa que nació hace más de cien años en Couso. Sus progenitores se trasladaron al centro de Gondomar y fundaron el horno y despacho en 1941 junto a la iglesia de San Benito. Desde allí, el negocio no ha hecho más que crecer.

Tomó las riendas con su madre con solo 15 años, tras la muerte de su padre. En su memoria guarda una fecha clave, 1983, el año en que invirtió 10 millones de pesetas en el sistema de envasado. "Antes vendíamos a granel y yo sabía que para crecer teníamos que empaquetar, por una cuestión de imagen y también de higiene. Fue un gasto enorme y casi me echan de casa, pero conseguí lo que quería", rememora con una sonrisa.

Aquello supuso abrir una nueva etapa de industrialización de la firma. Facilitó el almacenaje y el transporte y llevó las rosquillas a todos los rincones de Galicia. La empresa produce ahora una media de 2.500 paquetes al día y los distribuye por cientos de fiestas y romerías. Apenas se venden en tiendas. "Yo lo que quiero es conservar el carácter tradicional y a la vez excepcional del producto. Para mí es importante que se identifique con las fiestas", recalca. Y es que la tradición es su sello. No en vano es la única maestra artesanal de la rosquilla de la comunidad, con título concedido por la Xunta en 1993.