Un año más los Reyes Magos no defraudaron e inundaron de ilusión las calles de Pontevedra. Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron a la ciudad del Lérez procedentes de Oriente para hacer vivir a los más pequeños -y por que no decirlo, también a los mayores- la noche más mágica del año.

Antes de ponerse manos a la obra y comenzar a repartir sus juguetes entre todos los niños, tuvieron tiempo para compartir con ellos una apretada agenda que en Pontevedra se inició de mañana, cuando tuvo lugar la habitual recepción en el pazo de Mugartegui. Los Magos llegaron a Pontevedra a caballo, aclamados por todos aquellos que se iban encontrando en su camino, antes de recibir a cientos de niños en A Pedreira. Allí, muchos pudieron transmitirles sus peticiones de última hora y fueron recibidos oficialmente por el alcalde de la ciudad, Miguel Anxo Fernández Lores.

El plato fuerte llegó por la tarde, cuando participaron en la vistosa cabalgata que partió a las seis de la tarde desde Loureiro Crespo, para realizar su habitual recorrido por Benito Corbal, Michelena, Plaza de España y Alameda. La banda de música a ritmo de villancicos y los bomberos abrían la extensa comitiva mágica. Un séquito de caballería abría el paso a las primera de las siete carrozas que desfilaron en la cabalgata. Estaban adornadas con detalles de fantasía y personajes de sobra conocidos por los más pequeños, como Silvestre, el Pato Lucas, la pantera rosa, Goofy, Garfield, los Lunnis.

Malabaristas, gigantes...

Intercalados entre las distintas carrozas las miles de personas que seguían el desfile en las calles de la ciudad disfrutaban con los grupos animación formados por bailarines orientales, malabaristas, equilibristas, grandes pingüinos hechos con globos, elefantes y rinocerontes de colores, charangas, gaiteiros, gigantes y cabezudos..., en fin, todo un séquito real que dibujaba en los rostros de los más pequeños semblantes llenos de ilusión y alegría por la llegada de Sus Majestades de Oriente. Marionetas de carne y hueso de Blancanieves, Caperucita o Pinocho, el bosque animado o el carbonero "apalpador" que regala a los niños castañas por Navidad también estuvieron presentes en el desfile pontevedrés.

Elefantes, esfinges y leones

Y al fin hicieron aparición los tres Magos. Primero apareció Melchor, lanzando caramelos desde lo alto de su elegante carroza tirada por elefantes; luego Gaspar, en su carroza de esfinges del antiguo Egipto y finalmente apareció Baltasar, quien tenía en unos fieros leones el lema de la carroza que lo transportaba. En total, los Reyes Magos repartieron una tonelada de caramelos entre los niños de Pontevedra, como viene siendo habitual desde hace años, todos ellos libres de gluten, para que todos puedan disfrutar de la visita a Pontevedra de Sus Majestades.

Una enorme estrella fugaz, "la misma que siguieron para que los guiara hasta llegar a Pontevedra", decía una pequeña niña a su padre, también formaba parte de la comitiva.

La afluencia de público a la Cabalgata fue multitudinaria, una de las más concurridas de los últimos años. Decenas de voluntarios de Protección Civil y varias dotaciones de la Policía Local se encargaron de que la Cabalgata discurriese con total normalidad en una tarde en la que toda la ciudad de Pontevedra estuvo en ebullición debido a la visita de los Magos y a la realización de las compras de última hora. Se instalaron además 800 vallas para delimitar la ruta que seguía la cabalgata y prevenir así cualquier posible accidente o arrollamiento de algún pequeño, que ese día intentan "cazar" el mayor número de caramelos posible.

Y hoy el "roscón"

La magia de la Noche de Reyes tendrá continuidad hoy, cuando todos los niños habrán sus regalos y salgan a jugar con sus nuevos juguetes. Asimismo, en la mayoría de las casas de los pontevedreses se desayunará con el tradicional roscón de Reyes. Las pastelerías de la ciudad no daban ayer abasto despachando este dulce y esta mañana previsiblemente también estarán a tope de actividad. Elaboraron roscones de todos los tamaños y con las más diversas recetas: con frutas confitadas, mazapán, rellenos de nata algunos, con coronas y muñecos... No obstante, todos tendrán un común denominador, una figurita de un monarca, que coronará a quien le toque como el "rey de la casa"; y la haba, que obligará a pagar el "roscón" el año siguiente a quien le toque.