Los furtivos se lanzan desde Portugal a por el pulpo gallego

Gardacostas decomisó casi 36.000 artes ilegales en 2022, de los que casi 12.000 son “cacharros” prohibidos para coger cefalópodo hallados en la zona marítima cerca del río Miño

Parte de los cacharros incautados por Gardacostas en una operación. | Gardacostas de Galicia

Parte de los cacharros incautados por Gardacostas en una operación. | Gardacostas de Galicia / Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

La actividad de Gardacostas de Galiza el año pasado en su constante lucha contra la pesca ilegal y el furtivismo se saldó con una cifra similar de inspecciones respecto a 2021, 10.481 (-3%), pero con un importante descenso del 41,7% en el pescado y marisco decomisado, 35.929 kilos. “Ese es un dato muy aleatorio, ya que está sujeto a muchas variables, y unos años puede subir mucho y otros bajar”, señala el subdirector xeral del Servizo gallego, Lino Sexto. No ocurre lo mismo, explica, con las incautaciones de artes de pesca. Y ahí, el incremento fue notable. Los agentes incautaron un total de casi 36.000 artes, una cantidad que supone un avance del 35% respecto al curso previo y que tiene su origen en una actividad que se extiende cerca de la raia. En la frontera marítima con Portugal, Gardacostas ha llevado a cabo una serie de operaciones para atajar el calado ilegal de alcatruces, unos cacharros creados para capturar pulpo que están prohibidos en la comunidad. “Vemos que es algo que va a más”, alerta Sexto.

Según los datos trasladados por la Consellería do Mar, la zona geográfica situada entre la ría de Vigo y A Guarda fue la que registró el mayor número de inspecciones (2.180) y de incautaciones (15.168 útiles), además de la segunda en cuanto a los decomisos de capturas (7.719 kilos), solo superada por la zona de Fisterra a Porto do Son (con 11.982 kilos de pescado y marisco).

En la zona entre a Vigo y A Guarda se incautaron 12.000 cacharros ilegales

De esos más de 15.000 útiles requisados por los agentes, el grueso corresponde a estos cacharros, cuyo uso está permitido en aguas portuguesas, pero no en Galicia, debido a su impacto en las hembras de pulpos, que los utilizan para el desove. “Fue una labor dura, se incautaron muchas artes, pero con poco producto dentro, especialmente pulpo”, resume Sexto.

Este tipo de vigilancia de Gardacostas, que se saldó con algo más de 12.000 alcatruces incautados, se lleva a cabo en una zona situada al norte de la desembocadura del río Miño. “Trabajamos a una milla y pico de la frontera”, comenta, “para no coger los de aguas portuguesas que allí sí están permitidos".

Para ello, ha sido clave la integración de las nuevas unidades marítimas (cinco barcos, cuatro 17 metros y otro de 40, fabricados por Rodman Polyhips), ya que “que permiten trabajar en condiciones que no sean las ideales, haciendo rastreos y eliminar aparejos ilegales”.

Fue una campaña que hicimos y que se volverá a hacer cuando se pueda, para evitar que prolifere”, apunta el subdirector xeral del Servizo de Gardacostas de Galicia.

Policía Autonómica

Por otro lado, los datos de Gardacostas se suman a los de la Policía Autonómica, que el año pasado realizó más de 2.800 inspecciones (un 37% más), con casi 2.000 vehículos registrados (un 26% más). El balance, analizado la semana pasada por el Consello da Xunta, revela que el pasado año formularon 1.358 denuncias, casi un 50% más que en 2021.

Todas estas acciones dieron como resultado 104 personas investigadas o detenidas, 6 menos que el año anterior. En estos resultados también contribuye la labor realizada por el equipo de especialistas en actividades subacuáticas, formado por cinco policías y que tiene como objetivo específico la lucha contra el furtivismo y la protección de los recursos marinos.

Lino Sexto.

Lino Sexto. / XOAN ALVAREZ

[object Object]

Lino Sexto (Melide, 1959) es el subdirector xeral del Servizo de Gardacostas de Galicia.

–¿Ha habido un aumento o descenso del furtivismo desde de la pandemia? 

–Posiblemente haya un incremento de gente que se dedica a esto. Quiero pensar que es porque es gente que está pasando apuros económicos. También está el tema de la mejilla, que nos genera mucha más actividad que antes no teníamos. Es una zona muy grande para controlar y da mucho trabajo, porque los mariscadores si hay un furtivo en el percebe nos avisan, pero en este tema no hay quién esté pendiente.

–¿Sigue existiendo problemas con la almeja que entra de Portugal?

–Los furtivos portugueses también van aprendiendo. Al principio los cogían porque venían sin documentación. Tráfico los paraba porque venían con furgonetas cargadas a tope, las paraban y al abrir la puerta de atrás ya nos avisaban. Ahora cada vez que se hace un control vienen bien. También se lo dificultamos más porque tenemos contacto con la GNR portuguesa, que les pedimos que nos comprueben registros. Cada vez vemos menos problema.

–Disponen de una embarcación de mayor porte, de 40 metros, ¿qué labores llevan a cabo con ella? 

–Los mismos, pero más lejos de la costa. Se emplea de dos formas: cuando el tiempo lo permite se trabajar fuera, rastreando para evitar que entren los arrastreros dentro de la zona que tienen prohibida o vigilar que el calado de artes como pueden ser las veta, miños; por otro lado, cuando está dentro de las rías, con la auxiliar se hace el mismo trabajo que con las otras embarcaciones. Al tener una tripulación las 24 horas del día puedes tiene más versatilidad.

–¿Cuántos agentes tienen y qué previsión hay para el futuro? 

–A día de hoy trabajan 127 funcionarios en Gardacostas, a los que hay que sumar la gente de los helicópteros y los de los barcos, operados por Remolcanosa. Estamos en un proceso de oposición para incorporar 22 plazas, que están vacantes. Queremos contar con gente en todas las bases operativas. Si aprueba alguno de los que están interinos no supondrá un aumento de plantilla, pero son para todo el mundo.

Suscríbete para seguir leyendo